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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El clima y el tiempo

Muchas ciudades costeras de la franja norteña del país han sufrido la pasada semana, como Gijón, fuertes lluvias. Las condiciones meteorológicas han sido similares en todas ellas, y, sin embargo, no se ha visto ni una sola fotografía del litoral cantábrico con un agua marítima tan sucia como la de Gijón. Y en muchas de ellas desembocan ríos, como el Piles o de mayor cauce. De manera que, obviamente, el aguacero y la riada han tenido mucho que ver en la situación desatada, pero hay más. De eso no hay duda, de manera que el cabreo de la ciudadanía está más que justificado: a nadie le gusta bañarse en el mar y, sin aviso previo, salir con sarpullidos o con una gastroenteritis. O pasear por la playa y tropezarse con ratas muertas. Es verdad que podrían haber aparecido otros animales, pero hasta ahora no se han visto despanzurrados en la arena ni unicornios ni gamusinos.

Lo que se precisa ahora es agilizar las urgencias. La primera, decidir qué le espera a la depuradora del Este. Que el Consejo de Ministros autorice mañana las obras para facilitar el desarenado y el desengrasado es buena señal, pero apenas supone un parche que no resuelve el problema de estas últimas semanas. Y que llueva en Gijón entra dentro de lo probable: estamos en un clima oceánico, no en el Kalahari.

Y hablando del clima, conviene recordar que una cosa es la climatología y otra distinta la ciencia que compete a los meteorólogos, aunque haya quien desde el Ayuntamiento de Gijón las confunda. El clima no cambia, lo que cambia es el tiempo. O sea, que en Gijón no han cambiado "las condiciones climatológicas": quien le ha hecho una cochinada a la Alcaldesa ha sido la meteorología.

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