Es siempre una gran noticia para nosotros, los que trabajamos en el Instituto Español de Oceanografía, que un premio tan prestigioso como el "Princesa de Asturias" 2018 haya ido este año para la doctora Sylvia Earle.
El premio de la Concordia es más que merecidísimo, primero por la implicación que esta estadounidense ha tenido a lo largo de su apasionante vida en la defensa de los mares y océanos de todo el planeta, pero también por la lucha contra la contaminación marina, especialmente los derrames de petróleo, así como por ser una conservacionista convencida que ha sabido transmitir de forma amena y brillante la importancia de los océanos y lo fundamental que es la salud de nuestros mares para la humanidad.
La hemos escuchado o leído: "Nada en la Tierra puede vivir sin el océano" o "Tienes que amarlo antes de decidirte a salvarlo". Esto lo ha defendido a lo largo de su carrera en todo el mundo, por ejemplo en Naciones Unidas ante 3.500 delegados.
No se nos escapa que su dedicación va más allá de la conservación y la protección de los mares porque es una reputada investigadora, que tendría, de igual justicia, méritos suficientes para obtener el premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica.
No en vano, fue la primera mujer jefa científica de la NOAA (National Oceanic Atmospheric Administration), la mayor agencia de investigación estadounidense en este campo y ha dirigido más de 60 expediciones de las que ha publicado más de 200 artículos y libros.
Es una mujer admirada y reconocida, divulgadora de la ciencia y exploradora submarina, que entre otras muchas cosas, premios y honores aparte, ha vivido nueve veces bajo el mar y posee el récord de profundidad en inmersión en solitario (1.000 metros).
Una gran noticia sin duda para la Ciencia con mayúsculas ahora que de nuevo volvemos a tener Ministerio propio y para la Oceanografía en Asturias, de la que nos sentimos muy satisfechos, particularmente en el Centro Oceanográfico de Gijón.
