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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Fuera las concertinas

Hay música en la partitura del nuevo Gobierno socialista que suena bien. En el pentagrama de Pedro Sánchez, que arrancó en clave de sol y avanza entre sostenidos y bemoles, la decisión de retirar las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla merece reconocimiento.

Ninguna persona de bien puede reconocer la humanidad de un argumento defensivo que consiste en la instalación de alambre de espino con afiladas cuchillas, de manera que los inmigrantes que pretendan asaltar el muro separador tendrán que sufrir, como poco, profundos cortes. Se trata de una medida preventiva, pero cuando la necesidad de huir del horror y el anhelo ineludible de ingresar como sea en la tierra prometida son incalculables, ninguna bobina afilada y cortante es capaz de disuadir, por muchos jirones de piel que queden en el intento.

Ese bandoneón sangriento dejará de coronar el muro fronterizo en la primera medida humanitaria del nuevo Gobierno socialista, que se añade a otros gestos evidentes, como recoger del pairo a los náufragos del "Aquarius" y darles acogida en suelo español, o derogar el decreto que anulaba la universalidad de la sanidad para los sin papeles.

La Policía y la Guardia Civil han aplaudido la decisión del nuevo ministro del Interior, aunque podría haberlo hecho la de Justicia. Ahora bien, el Gobierno está obligado en consecuencia a dotar de más agentes y con mayores y más efectivos medios a las fuerzas de seguridad que vigilan esa arriesgada frontera. No se puede caer en el buenismo rampante pues, de alguna forma, retirar las concertinas puede interpretarse desde el otro lado de la frontera como una llamada de puertas abiertas.

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