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El laberinto español

El contexto de la moción de censura y el nuevo Gobierno

Geral Brenan utilizó este título para una de sus más importantes obras sobre España, país del que estaba enamorado y en donde falleció, pero también creo que ahora nos viene como anillo al dedo porque, sin duda alguna, España, una vez más, está sumida en un preocupante laberinto y ya no por las dos Españas de Machado, donde una de ellas te puede helar el corazón, sino por las infinitas Españas que surgen en medio del caos al saltar por los aires aquel puzle que de niño hacíamos en la escuela, con maderas obtenidas de cajas de habanos recortadas con una sierra de pelo o marquetería; habíamos logrado completar el puzle ajustando las antiguas provincias, ahora autonomías y próximamente naciones o "reinos de taifas". Una vez más, aquellos versos, de Antonio Machado, que inspiraron a tantos cantautores, de nuevo ahora nos vienen a la memoria como reflejo de vivencias recientes.

Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón. / Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza.

La corrupción, acumulada durante estos últimos años, se ha expandido como un gas tóxico, y tal y como era de esperar ha terminado explotando en nuestras narices, con lo cual todos estamos afectados en mayor o menor medida, unos por activa... y otros por pasiva, y no por ello en medio de este laberinto deja de asombrarnos que algunos de los responsables políticos hablen de que la corrupción es un cáncer en nuestra sociedad cuando ellos no han hecho nada para erradicarla, como si ellos estuviesen por encima del bien y del mal; me ha parecido muy bien el que se haya hecho una moción de censura a un gobierno afectado seriamente por miembros corruptos, aunque quienes toman esta decisión arrastran un gran lastre de esta lacra.

Pedro Sánchez, acosado por los barones y otros miembros de su partido, abandonó en el año 2016 su acta de diputado, para posteriormente presentar su candidatura a la secretaría del partido, que logra con gran éxito, y ahora, como el Ave Fénix que surge de sus propias cenizas, alcanza, sin ser diputado ni elecciones, el más alto poder de la nación; la Presidencia del Gobierno, y todo en medio de un laberinto que por primera vez se plantea en España y que ni siquiera Geral Brenan podría imaginarse. Mariano Rajoy, acomodado en sus laureles y confiado en la palabra de los vascos, comprada a muy buen precio (con dinero del Estado, no de su bolsillo), confiaba en que todo estaba "atado y bien atado", pero no tuvo en cuenta que hoy la palabra no es la de los paisanos de antes, que cuando se daban la mano el trato era inamovible; hoy la palabra es papel mojado y hasta última hora todo está pendiente del mejor postor.

Este es el primer triunfo de una moción de censura, ya se ha formado el nuevo gobierno y ahora toca gobernar, la ciudadanía está expectante y deseosa de que se pongan en marcha para buscar la fórmula de salida del laberinto; el pueblo, ese pueblo en cuyo nombre tanto hablan los políticos, vive desconcertado aunque ve con esperanza el nombramiento de unas carteras con experiencia y moderación, pero a las puertas se oyen las voces de quienes apoyaron la moción de censura y ahora reclaman su parte del botín.

Históricamente España ha visto cómo se marchaban al exilio cerebros como Goya o Jovellanos y no es de extrañar la reacción del primer presidente de la Primera República, Estanislao Figueras y Moragas, cuando en el parlamento dijo: "señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros" y con las mismas cogió el tren en Atocha y se marchó a París. No podemos olvidar que somos un pueblo que en el arte pasa del tenebrismo al surrealismo con gran facilidad.

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