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Luis Sánchez-Merlo

El respingo de Feijóo

El inesperado paso atrás del presidente de la Xunta

La sorpresa que se ha llevado el espectador irreverente con el paso atrás de Alberto Núñez Feijóo ha sido notable. Muy pocos, salvo él mismo, se lo esperaban.

Se daba por descontado que sería el candidato y, como caballo ganador, el próximo presidente popular. Y en el ánimo de sus partidarios, el futuro inquilino de la Moncloa. El problema de siempre, merendarse la cena, deja a muchos con hambre y la boca abierta.

No se habían tenido en cuenta otras circunstancias que han sido decisivas para entender la espantada. Un respingo sorprendente, con lágrimas como las que provocan los colirios, que los ojos en seguida vuelven a su ser.

Las razones que pueden haber pesado en la balanza de su decisión son todas ellas elocuentes. Hay que sumarlas para poder despejar la ecuación.

Nunca fue el candidato favorito de su paisano Rajoy. Esto es un misterio porque no se le conoce deslealtad hacia él, de palabra ni de obra. Quizás solo de pensamiento. Pero en este caso hay que respetar la presunción de inocencia.

Hay quien quiere ver en esa distancia, invisible, una rivalidad de origen (Pontevedra, Os Peares) o cultural (boinas y birretes), que los gallegos entienden bien, pero no parece convincente.

Más bien se trata de una cuestión de falta de química personal entre dos gallos -de corral- gallegos.

La realidad es que, cuando pudo ser ("el elegido") no fue, y ahora no es el momento que más le conviene serlo al ganador de tres mayorías absolutas.

Está cómodo en Galicia, le gusta costear y recorrerla conduciendo, conoce bien el patio político, ha sabido rodearse de un equipo fiel y de calidad, la oposición no le va a plantear una moción de censura y sus paisanos se fían de él, porque es cumplidor y serio.

El affaire de las fotos en el barco, con amistades peligrosas, no ha dejado de inquietar a quienes le han cortejado, incluidos los de la capital. Siempre ha quedado en la nube la trocha pendiente de esa peripecia, ¿hay más fotos en el carrete?, ¿queda algo por salir?.

Y una conclusión de cajón: ¿cómo es posible que un hombre inteligente y avisado, que subordina el confort al poder, y al que le gusta estar en primera línea, haya cometido semejante error garrafal, que tiene que ver con una, ocasional, falta de juicio?

Pudo temer que, en la interminable campaña hasta las próximas generales, el recuerdo de este suceso fuese redundante y pudiese embadurnar sus posibilidades de éxito. Y él no es un hombre de estar a la espera en la oposición. Es un ganador.

Y cuestiones personales. El "solterón de oro" es padre de una criatura, fruto de su relación afectiva con una ejecutiva de Inditex, directora general de Zara Home, que cotiza al alza en la biosfera de Arteixo. Una pareja estable, tras las críticas que tuvo que encajar por su insistencia en esquivar el altar.

La estabilidad de esa economía familiar no está a expensas de motines de la militancia ni mociones de desalojo. En este caso, es el comportamiento del mercado y las cuentas de resultados los que aseguran una apuesta vital y, de paso, la calidad de la existencia.

Argumentos poderosos que cuentan, de forma decisiva, en momentos de volatilidad, como estos, en los que prima la salvación individual en detrimento de la colectiva.

El presidente del Gobierno, en la primera ocasión que ha tenido, ha dicho que agotará la legislatura. Era de esperar, aunque le pasarán la factura al cobro porque, no hace tanto, en el debate de la moción de censura afirmó que convocaría elecciones a no tardar.

El presidente de la Xunta no tiene escaño en la Carrera de San Jerónimo, aunque podría acceder a uno en el Senado. No es cosa de tirarse seis años en la puerta, aguantando el tipo. Molto lungo, como dijo aquel, para hacer oposición, limpiar el partido, esperar -a pie firme- el goteo de las sentencias por corrupción, cambiar de sede por una más económica, con los ordenadores a estrenar.

Una espera desapacible para un hombre impaciente y un resultado incierto. Y ha concluido que no le compensa.

El "deseado" es un hombre frío y racional, que ha valorado el conjunto de circunstancias que concurren. Y las causas que pueden explicar su negativa son varias y poderosas.

Aunque alguien podría añadir a las de naturaleza política, el socorrido "cherchez la femme".

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