La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Presidente de Mestas del Narcea

De la necesidad de ver los ríos como empresas

La forma de revertir en nuestros cauces el dinero que generan para su recuperación

El salmón es una identidad asturiana que no podemos dejar que desaparezca. Nadie se puede ni si quiera imaginar los ríos asturianos sin este histórico pez. El problema es que la realidad nos demuestra que cada vez está más cerca su desaparición. Y mientras vemos ríos legendarios arrastrándose con registros negativos históricos, otra cuenca, la del Nalón-Narcea sobrevive con unos números aceptables dentro de la mediocridad, pero lamentables comparándolos con décadas atrás. ¿Tienen potencial ahora mismo los ríos asturianos para albergar los números de hace 50 años? Yo digo que sí. Sólo se necesita que el trabajo que hacemos en nuestro río sea extrapolado a otros, como de momento está ocurriendo en el río Bidasoa, en Navarra, donde llevan muchos años apostando por una línea de trabajo basada en potenciar las repoblaciones de un río con el salmón casi extinto, y en el que el ratio de salmones marcados recuperados es espectacular. Se atreven ahora con su Proyecto Arca y desde aquí les doy mi enhorabuena. Este río que, por cierto, es libre está acribillado de centrales y escalas, con unos niveles de contaminación hasta hace poco deplorables, pero donde un grupo de personas está empeñada en tener salmones y donde aparentemente hay dinero, o al menos, hay empeño en sacarlo de debajo de las piedras para devolverlo a río. Esto se acerca a lo que podría ser la solución del problema.

Mientras tanto, en la otra punta del Cantábrico, el Eo, por citar uno, un río espectacular y con unas condiciones para el salmón que nadie puede cuestionar y con un uno por ciento de zona libre, el salmón está dando sus últimos coletazos. Y esto ocurre sin que las administraciones se pongan de acuerdo ni se sienten a decidir lo que se puede hacer con él.

Mientras hay quien defiende la pesca sin muerte por sí sola o quien defiende el "todo cotos" e incluso quien defiende la veda total, nosotros vemos otras soluciones, y hay que sentarse a hablar. Reitero nuestro ofrecimiento para colaborar en lo que se nos pida, pero también "exijo", dentro de mis posibilidades, que el dinero que da el río, vuelva al río. El dinero que da un coto debería volver al río en forma de limpiezas, repoblaciones, estudios de viabilidad del hábitat, vigilancias de furtivos y de vertidos, mejora de los equipos de los guardas (que nos consta que son lamentables), sólo hay que ver los vehículos que manejan. El que tiene una empresa quiere vivir de ella, gana dinero, pero no hay que olvidar que también genera puestos de trabajo, dinamiza la comarca, pero no puede pretender hacerlo sin invertir en ella, y eso es justo lo contrario de lo que pasa en los ríos.

Cada río asturiano tiene que ser visto como una empresa que da dinero, pero en la que hay que invertir, no dejarlo en manos del trabajo de una sociedad que, con menos de 30.000 euros de presupuesto anual, hace maravillas y tiene al Narcea-Nalón como el río más salmonero de Asturias, tengamos que ver en ello o no.

Esa es la única realidad empírica que se puede extraer de las frías cifras. Los ríos asturianos son viables, pero hay que querer y si se quiere, ahí estará Las Mestas del Narcea.

Compartir el artículo

stats