La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Recuerdos fantásticos

Ana: "Es muy humano confundir a menudo los recuerdos con las fantasías. O convertir fantasías en recuerdos. Es una forma que tenemos algunas de protegernos contra la toxicidad del pasado, en algunos casos, o de buscar remedio en la imaginación a las deficiencias de nuestra memoria. Por eso nunca me he fiado de las autobiografías: son un ejercicio como otro cualquiera de ficción, pero con la apariencia irreal de respetar la realidad. Gracias esa habilidad casi instintiva para moldear el ayer a nuestra conveniencia podemos transformar errores graves en leves desperfectos, fracasos en una tentativa equivocada de éxito y decepciones en experiencias provechosas. La labor de embellecimiento de lo que ocurrió tiene la particularidad de que involucra a gente que ignora la reescritura de su historia en nuestras mentes, y así puede darse el caso de que, por ejemplo, un amor extraviado se convierta a nuestro antojo en un episodio de pasión inolvidable o un amargo final pase a ser una derivación ligera de nostalgia o melancolía. Gracias a las fantasías podemos presumir de réplicas contundentes cuando alguien puso a prueba nuestra paciencia o dignidad u orgullo, o salir airosamente de escenas en las que lo hicimos todo mal, o tomar decisiones acertadas en los instantes donde se puso a prueba nuestra lucidez, nuestra tolerancia o nuestro sentido común. Claro, hay gente que se engaña a sí misma y acepta como válidas las fantasías, y ni se molesta en cuestionar su veracidad porque bastante trabajo lleva construirlas como para echarlas abajo al primer golpe de franqueza. Pero también hay quienes, llegados a un punto determinado y crucial de sus vidas, hacen examen de memoria en busca de archivos falsos, vacíos, y empiezan a distinguir, si el paso del tiempo no ha conseguido que la ficción se imponga sobre todo lo demás, entre aquello que imaginaron o soñaron y lo que ocurrió realmente. No estoy segura de que sea lo mejor, ni lo más justo, y no me enorgullezco de apartar mis fantasías: después de todo, la memoria es un país extraño donde las cosas suceden de forma distinta y lo que allí pasó nos pertenece y nuestra es la decisión, y la responsabilidad, de hacer con ese material lo que nos dé la gana, lo que más nos ayude a sobrellevar el presente y aceptar los designios del futuro".

Compartir el artículo

stats