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LNE FRANCISO GARCIA

Los cráteres de la autovía

Una langreana ha denunciado ante Consumo el pésimo estado de conservación de la autovía entre León y Benavente, uno de cuyos carriles en dirección a Asturias, el de la derecha, tiene más baches que la jeta del Cara de Cráter de "Grease" . Tal vez la usuaria denunciante se ha quedado corta y debería haber acudido al Tribunal de Estrasburgo: circular por ese tramo es un atentado permanente a la seguridad vial y corresponde al Gobierno de la nación resolver semejante desaguisado.

Aquello no es una sucesión interminable de puntos negros, sino una sima, un monumento a la desidia que pone en peligro la integridad física de automovilistas y transportistas. Si al Ministerio de Fomento no se le ocurre más solución que limitar la velocidad a cien kilómetros por hora en ese tramo, alguien debería presentar la dimisión antes de que se produzca un accidente grave y entonces las responsabilidades políticas y civiles serán más cuantiosas.

A causa del mal estado del carril derecho, por comodidad y por seguridad los conductores circulan por el izquierdo, arriesgándose a que le salte una piedra al parabrisas y, lo que es más grave, contraviniendo las normas de circulación. De manera que la ineptitud y la inacción de una Administración pública obliga a delinquir a los ciudadanos que transitan por esa autovía, que parece que fue hecha con retales de pavimentación.

La resignación se ha instalado en la mentalidad del noroeste español, que ya no protesta por nada. En otro tiempo, las autonomías afectadas, aun de distintos signo político, habrían puesto el grito en el cielo. Y también los ciudadanos, pero la reclamación social contra los servicios públicos deteriorados dormita, injustamente, el sueño de los justos.

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