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Alberto Menéndez

Un Partido Popular diferente

Los posibles efectos en Asturias del cambio de ciclo de los populares

Los militantes del Partido Popular comienzan a votar hoy para encontrar sustituto a Mariano Rajoy al frente de la organización, aunque la decisión final la tomarán los compromisarios que asistirán al congreso extraordinario de la formación conservadora que se celebrará los próximos días 20 y 21 de julio, delegados que deberán decantarse entre los dos candidatos más votados en las primarias, si es que no hay antes una victoria por goleada de uno de ellos. De los seis aspirantes a presidir el PP cuatro quedarán hoy fuera de la carrera por el liderazgo del partido. Todo apunta a que, por un lado, el elegido saldrá del trío formado por María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado y, por otro, a que nada volverá a ser ya como en los tiempos de Mariano Rajoy.

De las malas relaciones políticas y personales entre Cospedal y Sáenz de Santamaría ya se tenía conocimiento desde hace mucho tiempo, pero lo sucedido el pasado martes en el avión en el que viajaban a Asturias la exvicepresidenta del Gobierno y Casado, que ni se dirigieron la palabra, muestra bien a las claras cuál es el clima real de enfrentamiento que se vive entre los pesos pesados de la formación fundada por Manuel Fraga en un momento tan delicado como el actual. Un mal ambiente imperante no sólo entre las dos candidatas.

Tal como quedó en evidencia hace algunos meses en el PSOE, le toca ahora al PP mostrar su ruptura interna, crisis de identidades que no desaparecen de un día para otro y que, lógicamente, se trasladan a las diferentes organizaciones territoriales de los partidos.

A la actual dirección regional del PP le vendría muy bien el triunfo de María Dolores de Cospedal. Valedora en Madrid de la presidenta de los populares del Principado, Mercedes Fernández, la victoria de la hasta ahora secretaria general popular traería consigo la estabilidad al proyecto de la líder autonómica de la derecha. No sucedería lo mismo de ganar Soraya Sáenz de Santamaría o Pablo Casado. Eso lo sabe Mercedes Fernández, pero también son conscientes de ello sus detractores internos, que no son pocos, aunque hasta ahora se encuentren callados a la espera de tiempos mejores. Quién sabe si alguno de éstos considera que con el posible cambio de correlación de fuerzas en Madrid ha llegado ese tiempo nuevo, el momento de dar un paso al frente en busca de adquirir un mayor protagonismo político.

Que la todavía presidenta de Hunosa, Teresa Mallada, se haya decantado abiertamente por la opción de Sáenz de Santamaría ¿es una simple casualidad o va más allá y tiene un mayor trasfondo político? Que a Mallada le gusta, y mucho, la política y que no está dispuesta a retirarse sin más a sus cuarteles de invierno es algo que parece no ofrecer dudas. Y que el deslavazado sector crítico a Mercedes Fernández necesita a alguien con cierto peso que lo aglutine y encabece, también. Aunque ciertamente sacar conclusiones ahora, cuando ni se conoce quién va a liderar la formación, es no sólo precipitado, sino incluso suicida. Eso sí, Teresa Mallada continúa en la brecha y es evidente que quiere que se sepa. No se esconde. Por si a alguien, aquí o en Madrid, le interesa.

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