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Sobre la mejora de la AS-12

La primera deuda social con el Occidente, no la última

Gracias, señor Fernando Lastra. Ha venido usted a cumplir con la promesa eterna de la mejora de la carretera AS-12, entre Navia y Grandas de Salime, "la última deuda social", dice. Supongo que usted sabrá que los cuidados paliativos nunca curan al enfermo, sólo le ayudan a morir sin sufrir. Dolerá un poco menos. Gran homenaje a la decisión del PSOE que propone que la eutanasia sea un derecho. Pero, ¿qué pasa con el derecho a vivir? Se han olvidado ustedes, y el resto de Gobiernos del Principado, del ala occidental de Asturias o quizás nunca la han tenido en cuenta. Tanto es así que cuando se construyó la Autovía del Cantábrico ni siquiera pudieron hacer un ramal de incorporación a la AS-12. ¿Imposible? No lo creo. Imprescindible. Es complicado conocer las necesidades de un territorio cuando se le da por muerto, pero que sepan que en las administraciones, todas, también la locales, recae esa responsabilidad. Ahora llega el arreglo de la carretera, ahora. Sí, ahora que las fábricas se han ubicado en los polígonos industriales de Coaña o de Navia, ahora que la población se encuentra en el Valle del Navia en mínimos históricos, ahora que ya sólo estamos para paliativos. Es tal la deuda que el Gobierno del Principado tiene con el Occidente que el arreglo de esta vía de comunicación no es más que justicia con carácter retroactivo. Pero deudas sociales con el Occidente quedan, y muchas. No olvidemos que hay un documento oficial de la Dirección general de Carreteras en el que se dice que ninguna localidad asturiana tiene que distar más de treinta minutos de una vía rápida. Puedo decir un ciento...

Ahora, en 2018, vienen a anunciar el arreglo de esta carretera, la columna vertebral de nuestros concejos que ustedes tan olvidados tienen. Menos mal que aún quedan quienes confían en sacar adelante sus negocios con todo en contra, sin línea ADSL, sin conexión a la autovía, sin la posibilidad prácticamente de adelantar a un coche desde Navia a Boal y ya no digamos de aquí para arriba. Es frustrante sentirse ciudadano de segunda en tu propia comunidad, pero la realidad es la que es: colegios que tienen que luchar cada año por mantener sus puertas abiertas, proyectos de desarrollo turístico que suenan muy bien y se concretan en nada, despoblación, falta de movimiento empresarial.

¿Qué significará para nuestros gobernantes el desarrollo rural con lo bien que suena y lo poco que implica? Permítanme que me duela que otra vez la solución llegue tarde. Pese a todo, el Occidente es agradecido, usted lo sabe, pues es de Cangas del Narcea, señor Lastra. No se olvide de las deudas sociales con el Occidente. Ésta no es la última; es la primera.

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