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¿Hasta cuándo la bajada de pantalones?

Las cesiones de Sánchez a los grupos que le dieron el Gobierno

No es que Pedro Sánchez haya hecho sucesivas bajadas de pantalones, con perdón, y las que le quedan, para llegar a la presidencia del Gobierno con el mínimo número de diputados de la historia de nuestra democracia. Es que para cumplir su desmedida ambición, ha obligado al Estado, a los españoles, afines o no, a asociarse con los enemigos declarados de España y hacerles concesiones que niega, a ver quién es el guapo que las reconoce, que van a traer, ya han traído, el acercamiento de los políticos presos a las cárceles catalanas a las que, como un Lourdes laico, van a llegar día tras día cientos, tumultuosos miles, de peregrinos de la desobediencia y la insurrección, como una correa sin fin de la protesta, con su lazo amarillo "pa lucirlo en el ojal" (de La violetera). Y no deja de ser sorprendente que quienes conculcan la ley con reiterada contumacia, esgriman a mano alzada esa misma ley para pedir el traslado y asilo en sus cárceles, de modo que los segregacionistas acusados van a quedar bajo la protección de la Generalidad que tiene transferidas las instituciones penitenciarias. Y así, como un sarcasmo de la situación, hemos conseguido que los independentistas cuiden de los independentistas, como los lobos cuidando a los lobos.

La bajada de pantalones de Sánchez, como otro apartado del saldo de la deuda con independentistas, populistas, etarras travestidos y comunistas tiene otra de sus expresiones en el asalto a la televisión pública, con el pretexto de acabar con el sectarismo de la derecha y "objetivar" las emisiones. Y para que conste públicamente elige, para "equilibrar" la información, un consejo de administración de izquierdas, que será tan sectario, por el otro lado, como el cesante. Y todo, para preparar las elecciones que convocará cuando el CIS, también a mano con Tezanos, diga que es el momento oportuno, no "cuanto antes" como prometió, que una vez lograda su obsesiva ambición por La Moncloa, las promesas, según doctrina del viejo profesor, son para no cumplirlas. Bajada de pantalones, todos a una, es la amenaza de que las víctimas del terrorismo presencien humilladas el acercamiento o excarcelación de algunos asesinos etarras, que ni se han arrepentido ni han pedido perdón ni han colaborado con la Justicia, para el esclarecimiento de los más trescientos asesinatos hasta ahora impunes.

Porque cuál será la parte del "no es no" que no han entendido los españoles: la de "no" negociar con separatistas, la de "no" apoyarse en etarras irredentos, la de "no" ceder ante los populistas-marxistas-leninistas, la de "no" elegir el consejo de TVE sin antes tratar con todos los grupos, la de "no" dar agua a los corruptos del PP, que los hay y muchos, cuando el patio de su casa está plagado de termitas; la de "no" llegar al Gobierno con el apoyo de manos sucias? A muchos españoles les gustaría que en el encuentro con Quim Torra, Sánchez le dijera "no es no" cuando aquel le plantee el derecho de autodeterminación para los "demócratas" de Cataluña. Y que cuando le insista, que le insistirá, le responda con desparpajo: "¿qué parte del "no es no" es la que no ha entendido?

Pero es igual. Seguirá prisionero, rehén, de sus compañeros de viaje que le van a exigir las entrañas, porque esta tropa que habla de diálogo, el único que admitirá, y repetirá como un martillo pilón será "qué hay de lo mío", que es, como es sabido, el derecho de la autodeterminación, que ni la constitución española reconoce ni la de alguno de los países de nuestro entorno próximo o lejano. Pero como están convencidos de que guta cavat lápidem, insisten por si algún llegara a sonar la flauta, aunque saben desde el principio que nunca conseguirán su propósito. Pero lo que les hace felices, por encima de todo (cuestión histórica), es reconocerse víctimas y llorarse una y otra vez sobre sus hombros.

Pero al fin el ambicioso Pedro Sánchez ya está en Moncloa, aunque no con los votos de los españoles ni de los constitucionalistas, sino con sus 84, ¡84!, diputados y el acompañamiento de todos los grupos que ya han mostrado a los españoles los paquetes de "goma-2" con los que quieren, cada cual a su modo, destruir el Estado, que somos todos. Me gustaría llegar hasta entonces, para ver qué dirán los libros de Historia sobre la peripecia política de Pedro Sánchez, el hombre que con menos, y añadidos poco recomendables para los intereses de España, logró provocar un desastre tan esplendoroso (de Zorba el griego).

Nota.- Bajada de pantalones es una expresión popular, con cierto matiz impúdico, que muestra la cesión humillante de algún bien para alcanzar uno mayor, moral y éticamente despreciable, y de huella indeleble, que se arrastra como una condena durante el resto de la vida. Y ya se sabe, el que se baja los pantalones, queda con el culo al aire (del acerbo cotidiano).

Rehén es el que se reconoce prisionero por cesión voluntaria o forzosa de algún beneficio a terceros a cambio de prebenda non sancta, que se acaba convirtiendo en hipoteca moral y que, a su vez, deviene en chantaje permanente. Nadie en política transfiere derechos a cambio de nada, porque no existen los actos inocentes.

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