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Joaquín Rábago

¿Refundar Europa?

Las actuales tensiones en la UE

Se habla mucho últimamente de "refundar" Europa. El presidente francés Nicolas Sarkozy, por ejemplo, proponía refundar sobre bases éticas el capitalismo. Ya vimos lo que fue de aquello. Ahora otro jefe de Estado del país vecino, el igualmente ambicioso Emmanuel Macron, aboga por refundar la Unión Europea.

Mientras tanto, la "refundación" de la UE está en curso, pero en el sentido contrario al que defiende el fundador de La République en Marche. Los protagonistas están sobre todo en el bloque que llamamos "poscomunista", reunidos en el grupo de Visegrado. Gobiernos como los de Hungría, Polonia, Eslovaquia o la República Checa, todos con una peligrosa tendencia nacionalpopulista de rasgos claramente autoritarios. Pero no están solos porque se les han sumado el gobierno de coalición austriaco que preside Sebastian Kurz o el regional de Baviera, sin olvidar a ese extraño híbrido que es el de la Lega y Cinco Estrellas, en Italia.

La Europa que parecen añorar esos gobiernos es una Europa fortaleza, ajena a las consecuencias de las políticas económicas del capitalismo que todos defienden. Una Europa además profundamente insolidaria como estamos viendo a propósito de las diferencias y tensiones derivadas del problema inmigratorio. Lo ha expresado con claridad el jefe del Gobierno bávaro: "Tenemos que pensar también en los nuestros y no sólo en el conjunto de Europa."

Ese egoísmo nacionalpopulista ha dejado por desgracia de ser un fenómeno excéntrico para contagiar al corazón del continente. Es algo que ve con creciente preocupación un europeísta convencido como Jürgen Habermas, quien en un discurso en Berlín reprobó la miopía de tantos gobernantes. El filósofo alemán criticó a los políticos que, en lugar de pensar a largo plazo, parecen guiados por un "oportunismo cortoplacista, gobernado por la demoscopia y preocupado exclusivamente de conservar el poder". Habermas fue especialmente duro con el gobierno de Angela Merkel, que durante la crisis económica adoptó políticas egoístamente nacionalistas sin tener en cuenta las consecuencias negativas para el resto de los socios. Aquel comportamiento y el seguido con los refugiados, a los que en un primer impulso humanitario abrió Merkel las fronteras del país sin consultar antes a sus socios, para después rectificar, están en el origen de muchas de las actuales tensiones.

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