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Sol y sombra

La disputa en la derecha

Casado parece un tipo decidido a todo, Soraya presume de gestión

Pablo Casado, sin entrar por ahora en otros detalles, con o sin Aznar, parece un tipo decididido a todo. Aspira a la refundación del centroderecha en el Partido Popular con el propósito de ahuyentar a Albert Rivera, al que no acabaremos de conocer nunca y que, además, siempre parece apagarse acto seguido de encenderse.

El momento político pertenece a los audaces, si lo quieren de otra manera a los osados. Vean el ejemplo de Pedro Sánchez: con menos no se puede llegar a más. Sin embargo ahí lo tienen, practicando la conciliación y la desconexión al mismo tiempo con el fin de aguantar al frente del gobierno. Promete cosas que sabe que no va a poder hacer y se embarca en otras que suenan imposibles, pero la tenacidad es su gran virtud.

Mientras tanto, las palabras sólo hacen que confundirnos. Casado, al que seguramente están esperando para "cerrar" la investigación del famoso máster de la Complutense, ha reconocido que el Partido Popular perdió tres millones de votos estando en el Gobierno, que él quiere recuperar. Pero, a su vez, cuando le preguntan por Mariano Rajoy agradece su legado y todo lo que ha hecho por el partido. ¿En qué quedamos? Si los populares han perdido tres millones de votos gobernando, por qué demonios hay que agradecerle nada a Rajoy que, además, dejó a la organización rota y en la estacada.

La niña de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, es la rival de Casado: mantiene el pasado más reciente en su contra y también en su favor. Por su experiencia presume de gestión, pero la política requiere en estos momentos políticos que propongan estímulos ideológicos identificables.

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