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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

Comidas en contra

Medio consejo de exministros del PP se reúne para comer en contra de Soraya Sáenz de Santamaría. Para comer en contra hay que tener hambre en contra.

Se come en contra con frecuencia -gracias a la civilizada hipocresía- en las comidas de homenaje donde el regalo del reloj indica al homenajeado que su tiempo ha pasado.

Organizar comidas en contra -un nuevo nicho para restaurantes, como en su día los banquetes de divorcio- va bien con el estilo sin complejos de la derecha cuando se pone burra. Casado y Soraya, candidatos a suceder a Rajoy, son "sincomplejistas", como Aznar y a diferencia de Mariano, a quien Jiménez Losantos llamaba "maricomplejines" con varias intenciones, ninguna buena.

¿En las comidas en contra hay menú o carta? La contra une a personas de gustos distintos a las que disgusta lo mismo, luego mejor a la carta para que elijan el carnívoro y el vegano.

¿A la contra se come lo que gusta o se elige lo que no gusta, para reforzar la contrariedad? ¿En la comida contra alguien se eructa con disimulo y servilleta o a escape libre?

Comer contra sin complejos, que me parece una novedad social, es una práctica gastronómica muy adecuada para los "cabronistas", esas personas que se sienten bien calificando de "buenismo" los buenos propósitos. El "cabronismo sincomplejista" ha pasado de escribir cualquier mierda a la que salta en internet a reunirse en la realidad a comer contra alguien. ¿Se hace buena digestión cuando se come en contra? ¿Cuántas horas hay que guardar para bañarse en el mar sin que se corte la digestión? ¿Pasadas unas horas también se evacua con dedicación a la persona contra la que se come? ¿La deposición de oposición pasa de ser verbal a ser real, rectal y tal?

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