Las mujeres crean ya más empresas que los hombres en la región, según certifica una investigación realizada por un equipo de economistas de la Universidad de Oviedo. La paridad de género en la actividad emprendedora evidencia la progresiva y plena integración de la mujer en el mundo del trabajo. Un dato positivo que podría serlo aún más si los asturianos, varones y féminas, damas y caballeros, nos despojásemos de nuestros complejos a la hora de montar un negocio. El temor al fracaso y la escasa confianza en nuestras propias capacidades actúan todavía como un potente inhibidor, concluye el citado estudio. La realidad, sin embargo, nos demuestra una y otra vez que son recelos sin fundamento. ¿Quién dijo miedo?

El Principado tiene la tasa de emprendimiento más baja de España. Tan sólo el 3,26 por ciento de la población trabaja en estos momentos, o lo ha hecho durante los últimos tres años y medio, en la puesta en marcha de un negocio. La media española es del 6,2 por ciento, el doble, y ya de por sí es baja en relación a la europea, que se sitúa en el 8,1 por ciento. Asturias no posee recursos excepcionales, pero sí tan buenos como los que puede ofrecer cualquier otra región de España y más que muchas; tampoco pone barreras fuera de lo común. Sin embargo, no percibimos esas oportunidades con la claridad que lo harían otros y nos retraemos. Somos, en este sentido, nuestro peor enemigo.

Una investigación pilotada por la Cátedra de Emprendimiento de la Universidad que dirige Beatriz Junquera, y hecha pública esta misma semana, aporta interesantes conclusiones que necesariamente han de hacernos recapacitar. Tras encuestar a 2.000 asturianos de edades comprendidas entre los 18 y los 64 años, la catedrática y su equipo observan que sólo el 38 por ciento considera que tiene talento y aptitudes para crear una empresa, cuando la media española es del 45 por ciento.

El factor determinante del emprendimiento es la formación. A la hora de invertir hasta lo que no se tiene en la materialización de un proyecto empresarial resulta indispensable que la persona tenga la convicción de que se encuentra en posesión de los conocimientos y habilidades imprescindibles para salir airoso. Incluso aunque a la postre resulte incierto. Asturias es la tercera comunidad autónoma con más formación superior entre la población activa: un 48,2 por ciento, sólo por detrás de Madrid y el País Vasco. Sin embargo, nuestras tasas de emprendimiento son raquíticas. El problema no es de capacitación, sino de autoestima.

La desconfianza en nuestros méritos dispara el recelo. En dosis adecuadas y bien gestionado, el miedo lleva a la prudencia y tiene un benéfico efecto protector. En exceso o mal administrado, conduce a la parálisis. La percepción que tienen los asturianos del temor al fracaso es del 45 por ciento, frente al 39 de la media nacional. Lo más triste es que se trata de un miedo infundado, sin un solo indicador que lo sustente. En la región hay potentes multinacionales que están incorporando talento asturiano para competir en el mundo. Arcelor y Du Pont son dos ejemplos. Las ingenierías de aquí hacen negocio en los cinco continentes. Encontramos modelos a seguir dentro del territorio, pero también fuera. Algunas de las mayores fortunas de América Latina fueron amasadas por emigrantes asturianos. Y Compromiso XXI se nutre de una diáspora altamente cualificada que cuida sus raíces.

Conocedora de nuestra valía más próxima, como corresponde a un periódico comprometido con su entorno, LA NUEVA ESPAÑA impulsa desde hace años iniciativas que pretenden mostrar a sus lectores el mejor retrato de sí mismos. El "Asturiano del mes", galardón que nuestro diario otorga para distinguir la excelencia, demuestra reiteradamente que ser del Principado o vivir en él no constituye obstáculo alguno para triunfar en el camino que cada uno se ha trazado en la vida. "La Asturias que funciona", las jornadas que cada otoño incentivan el diálogo entre empresarios de éxito y alumnos de la Facultad de Economía, inciden en el mismo objetivo: evidenciar que nada tenemos que envidiar.

No conviene instalarse en la autocomplacencia: que los asturianos tengamos más formación no puede ser óbice para revisar si tanto la Universidad como el conjunto del sistema educativo están transmitiendo o contribuyendo a generar cultura emprendedora. Tampoco ahondar en el pesimismo: los asturianos que se deciden a dar el paso tienen más confianza en generar empleo que el resto de los españoles.

El dato más gratificante es, sin duda, el referido a la paridad de género. Por cada diez empresas impulsadas por hombres hay once que sacan adelante mujeres, una proporción superior a la media nacional (ocho iniciativas femeninas por cada diez masculinas) y europea (seis por cada diez). Asturias ha logrado reducir el paro al 13 por ciento, pero sigue rezagada en la recuperación del empleo. Para acabar con la paradoja hacen falta administraciones que allanen el camino y más asturianos sin complejos dispuestos a emprender.