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Joaquín Rábago

Injerencias rusas

La deriva del Partido Demócrata de Estados Unidos

Parece como si el Partido Demócrata de Estados Unidos no tuviese otra forma de librar al país, y al mundo, de esa pesadilla llamada Trump que con las denuncias sobre las injerencias rusas en la última campaña presidencial. Y es también como si los principales medios de comunicación norteamericanos tampoco tuviesen tampoco otro tema del que ocuparse. ¡Como si el país más rico y más desigual del mundo no tuviese otros problemas!

Es ciertamente difícil negar que en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca pudieran haber tenido alguna influencia los ciberataques rusos y las correspondientes filtraciones de Wikileaks.

Pero parece olvidarse de paso algo que se supo entonces gracias también a aquellas filtraciones: las poco democráticas maniobras del Comité Nacional Demócrata para favorecer a su favorita, Hillary Clinton, frente a su rival, Bernie Sanders. Intentos, por ejemplo, de desacreditar al más izquierdista Sanders poniendo en duda su compromiso con el judaísmo o su fe en el Creador o los de entorpecer su acceso a la lista de potenciales votantes demócratas. ¿Acaso no son eso también interferencias ?

Las campañas electorales estadounidenses, ya sean las presidenciales o las legislativas, no se han distinguido nunca precisamente por la limpieza de sus métodos ni por su transparencia, pero eso no parece importar ahora demasiado. Hay que seguir entreteniendo a los ciudadanos con las investigaciones del FBI sobre las injerencias rusas mientras Trump sigue insultando a sus aliados, cortejando a autócratas y dictadores y lanzando continuos tuits de autobombo para deleite de los imbéciles.

¿Por qué no reconocen los demócratas todo lo que hicieron mal en la última campaña presidencial, la poca idoneidad de Clinton, candidata favorita a la vez de Hollywood, del mundo de las finanzas y del Pentágono, y se preocupan de hacer de EEUU un país menos injusto y desigual? ¿Por qué dejan que la justicia haga su trabajo y no se centran mientras tanto en desenmascarar a Trump, demostrando que, desde que llegó a la Casa Blanca y pese a sus engaños populistas, sólo ha trabajado para sí mismo, para su familia y para los ricos?

Ver al Partido Demócrata de EEUU tratando de resucitar la Guerra fría de Occidente con la Rusia de Putin, reclamando continuamente nuevas sanciones e impidiendo cualquier acercamiento, no resulta ciertamente tranquilizador.

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