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Latidos de Valdediós Lo que da de sí el cociente de inteligencia

Hace unos días presencié una conversación entre un padre de familia y un prestigioso cirujano y escritor; el padre de familia explicaba que tenía dos hijos y le preguntaba por qué unos de sus hijos, el pequeño, aparentemente con menos aptitudes y capacidades que su hermano, era feliz, mientras que el hermano mayor, con un cociente de inteligencia muy superior, no encontraba el éxito en la vida ni se le veía feliz. El padre de estos muchachos estaba muy preocupado y desorientado.

La respuesta del cirujano me pareció interesantísima y por eso he pensado compartirla con mis fieles lectores: el cociente de inteligencia -esto tiene base científica- solamente influye en un 8% aproximadamente en el éxito en la vida.

Continuó explicando que hay dos inteligencias: la intrapersonal, que es la capacidad de reconocer tus propios estados emocionales y de poderlos modificar de forma positiva, y la interpersonal, que es la capacidad de entender qué pasa en la otra persona y de relacionarte con eso que el otro está viviendo. Estas dos inteligencias, simultaneadas y equilibradas, son la clave del éxito en la vida.

Efectivamente: una persona que no sepa "gobernar" sus estados de ánimo, que un día se levante sin ganas de hacer nada y ese estado de ánimo no lo pueda cambiar, o que un día sienta ira y no sepa canalizarla de manera positiva y adecuada? o sienta miedo y tristeza y no pueda superar esas impresiones de su sensibilidad, es difícil que progrese en la vida. Una persona que no sepa comprender a los demás, ni resolver situaciones? es difícil que progrese en la vida.

Estas dos inteligencias -la intrapersonal y la interpersonal- no existen en el test de cociente intelectual, de la misma manera que no existen otras: ni la inteligencia musical, ni la espiritual? sencillamente no están.

Entonces? ¿qué ocurre? Que vista la relación que hay entre "éxito en la vida" (quizás hay que redefinir lo que es el éxito) y cociente intelectual, se ve que, efectivamente, el éxito que un gran número de personas han logrado, no es atribuible a su cociente intelectual.

Esto es estupendo: porque no negamos la importancia de este cociente, sino que ampliamos el concepto de inteligencia.

Continuó el médico diciéndole al padre de los dos hijos que es bueno que sus hijos sean distintos, y que el padre los vea como son en realidad: diferentes, con inteligencias diversas. Y que lo importante es que cuando sus hijos estén con él sientan que son inteligentes. Afirmaba también -y yo estoy absolutamente de acuerdo- que hemos caído en el tremendo error de afirmar que sólo un tipo de persona es la adecuada. ¡No! Necesitamos múltiples perfiles: un pavo real no es ni mejor ni peor que un águila real. Cuando un hijo nota, siente, que es valioso, que tiene inteligencia, que tiene una forma distinta de procesar que el otro, su autoestima no es dañada.

Y la autoestima es clave, porque al final, nuestra capacidad de hacer frente a las dificultades y desafíos, o nuestra incapacidad frente a los mismos, la mayoría de las veces nada tiene que ver con el mundo real, sino con nuestro planteamiento mental del asunto.

No se trata de tener un cociente intelectual elevado, sino de saber gestionar esa inteligencia, lo que solemos denominar "saber vivir". La felicidad no está vinculada a las capacidades, sino a la manera en que se utilizan y todo el mundo puede ser feliz con lo que tiene si es sencillo y si es humilde aceptándose y amándose a sí mismo como es. La felicidad -ya os lo dije en otra ocasión- es una decisión libre y la libertad? no tiene nada que ver con el cociente intelectual, sino con la voluntad. Inteligencia práctica, que tampoco sale en los test, saber vivir? madurar en la aceptación serena de lo que soy. Esa es la inteligencia que deseo para mí y para todo el mundo.

Un fuerte abrazo y hasta el próximo viernes.

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