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Catedrático de Universidad

¿Qué fue y qué será de Gustavo Bueno?

Una invitación argumentada a publicar las Obras Completas del gran filósofo

¿ Qué fue de Gustavo Bueno? El día 7 próximo pasado se cumplieron dos años desde la muerte de Gustavo Bueno. Fue un gran filósofo, con un sistema original, numerosos libros, creador de dos revistas en las que escribió muchos artículos? más innumerables grabaciones en vídeo con exposiciones breves o amplias. Estas grabaciones reciben miles y miles de visitas o "visualizaciones".

Sin embargo, no contamos con las Obras Completas de Bueno. Y ni las publicaciones de su Fundación, que ha tenido una historia muy dinámica, ni los vídeos pueden suplir la publicación de esas Obras. Las editoriales que han sacado sus obras en los últimos veinte años, como la gran mayoría de las editoriales actuales, tienen una política basada en el rendimiento económico: después de lanzar varias ediciones, descatalogan los libros.

Pondré un ejemplo de alguien que puede servir de precedente positivo. Sergio Rábade Romeo, catedrático durante años y años de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y autor de varios libros, vio, ya en vida, cómo un grupo de amigos consiguieron promover la publicación de sus obras completas.

Rábade tuvo la gran suerte de sustituir a Ángel González Álvarez, catedrático de Metafísica, quien, como director de Enseñanza Media primero y como presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, demostró ser un excelente negociador con Hacienda. Posiblemente, el mejor que ha habido. ¡Quién lo iba a decir de un catedrático de Metafísica! Pasó con entera tranquilidad de impartir un curso sobre Teización y Ateización del Universo a lograr la dignificación salarial de los profesores de Instituto y de los investigadores del Consejo. Hubo un antes y un después clarísimos. Encima, creó una cátedra para Rábade, que tituló Metafísica Crítica. Y aquí me paro, porque el punto verdaderamente negro en la vida de Rábade fue cómo pagó a Álvarez todos los favores que éste le había hecho.

Pues bien, Rábade era un buen pedagogo, que trataba bien a los estudiantes y con una indisimulada vocación para ejercer puestos administrativos. Comparado con Bueno, es un filósofo menor. Pero vio publicadas sus obras. Tenía un sentido muy práctico de la vida. Y vivió tantos años como Bueno, seguramente sin haber tenido un solo enfado visible en toda su vida. Tan aseado intelectualmente, tan recortable como un modelo?

Un proyecto fundamental: Publicar las Obras Completas de Bueno. Publicar los libros de Gustavo Bueno, sus capítulos de libros y sus artículos ha de ser el principal proyecto que, con seguridad, puede convertirse en el gran atractor para quienes conocimos personalmente a Bueno y dedicamos muchas horas a familiarizarnos con su sistema y difundirlo en diversos campos. También, y tan importante o más, para quienes quieran estudiarlo ahora y en el futuro.

El proyecto de publicar las obras del gran filósofo tiene varias etapas. Consiste en hacerse con los derechos de autor de los libros. Si estuviéramos en Estados Unidos, el problema económico sería muy distinto. El artículo más breve de una revista científica puede costar un buen puñado de dólares. Ya ha habido algún artículo de periodismo de investigación sobre la editorial Elsevier y de los millones que se lleva de los Presupuestos españoles.

Que hacerse con los derechos de autor no sea complicado significa una gran ventaja. Entonces, ¿qué paso viene después?: Reunir el dinero para publicar esas obras. Esto, en España, y tratándose de la muy extensa obra de Bueno, puede resultar un problemón o un problemilla. No me inclino por pedir fondos a una institución oficial. Al parecer, es el camino que han seguido los propulsores de la publicación de las obras de Rábade en la editorial Trotta. Como también lo ha hecho mi colega, y sin embargo amigo, Wenceslao Castañares, a quien admiro, que está publicando en esa editorial sus tomos sobre la historia de la semiótica. Mas, ¡ay!, en tratándose de Bueno, todos los obstáculos posibles pueden ser pocos. ¿En qué me baso? En la historia de los Premios "Príncipe de Asturias". A pesar de que los fondos procedían del propietario de VIPS, había comités universitarios. Y ahí entramos en un asunto donde todo cainismo es posible. Volveré más tarde sobre este asunto.

Encontrar un mecenas: una tremenda insignificancia. Chesterton tituló una de sus obras precisamente así: "Tremendas insignificancias" ("Tremendous Trifles").

Los mecenas tienen una larga historia. Centrándonos en los ricos españoles actuales, quien mejor los ha estudiado ha sido el profesor y periodista de investigación Juan Luis Galiacho en tres gruesos libros: "Los herederos del Gran Poder" (2006), "Mujeres del Gran Poder" (2007) y "Matrimonios S. A." (2009). De entre las más de 1.300 páginas que dedica a los ricos, yo me quedo con este párrafo:

"En este país quienes mandan de verdad son los hijos y herederos del 'Gran Poder'. Casi un centenar de personajes, bien formados por sus progenitores, o al menos eso han intentado, y sobradamente ambiciosos que han tomado el timón de los multimillonarios negocios familiares. Auténticas e históricas fortunas, emporios y negocios que de generación en generación pasan a ser gestionados por un muy reducido grupo de elegidos en el Olimpo de los potentados".

Entonces, la búsqueda de un mecenas que financie la edición de las Obras Completas de Bueno se reduce bastante: a menos de cien. Un poco más adelante, Galiacho afirma: "Sus gustos también son muy similares: van a los mismos lugares de copas, comen en los mismos restaurantes, compran la ropa en las mismas tiendas, viajan a los mismos destinos turísticos, se construyen sus mansiones en las mismas urbanizaciones, asisten juntos a las mismas concentraciones cinegéticas, pertenecen al mismo círculo de amistades y, en definitiva, configuran un clan impenetrable de ricos por derecho consanguíneo".

Si los ricos tienen gustos muy similares, quienes busquen financiación para editar las Obras Completas de Bueno han de pensar un argumentario. Partiendo de la enorme obra de Bueno, pueden resaltar los beneficios que van a derivarse de que muchas personas conozcan cómo Bueno ha identificado los principales problemas del mundo de hoy y las soluciones que ha ofrecido. Y eso vale también para ricos hispanoamericanos que quieran ser mecenas de verdad. Más adelante, al acometer la traducción de las obras de Bueno al inglés, también habrá que tratar con mecenas de otros países angloparlantes. La traducción de las Obras Completas al inglés es imprescindible para dar a conocerlo al mundo. Pero no quiero convertir este artículo en el cuento de la lechera.

Algunos pueden decir que es una forma muy utilitaria de presentar el pensamiento de Bueno y de que es muy aleatorio que a los ricos les dé por la moda de la educación. La respuesta de Bueno podría ser: Sancho limpiaba al rucio porque estaba sucio; Ignacio de Loyola aseaba a su caballo a mayor gloria de Dios. Si surge un mecenas entre los ricos, no vamos a someterle a un estudio psicologista.

Un asp ecto no estudiado hasta ahora: el humor de Bueno. Entre los descubrimientos inevitables al leer a Bueno está su gran sentido del humor. Él tenía lo que Gracián denominó "buenos repentes". Los ingleses y norteamericanos los llaman "wisecracks". Según los estudiosos, el humor surge en los momentos más elevados de cualquier persona. Y para Garson Kanin, un célebre director de cine, guionista y estudioso, las personas más inteligentes son las que dominan este tipo de humor. En Estados Unidos destacó Groucho Marx. Por sus películas, sí, pero sobre todo por sus programas de televisión, donde respondía a preguntas inesperadas.

Al interpretar los "ingenios" de Mingote, Bueno distingue entre ironía y humor. Pues bien, él dominaba las dos modalidades en sus libros, conferencias, entrevistas, programas de televisión. Y también, algunas veces, cuando ridiculizaba a los que querían ser sus "enemigos". Aquí es donde hay que rescatar el mayor número de ataques que Bueno recibió. Lo mejor es cuando respondió a esos ataques. Recuerdo que, una vez, Bueno dijo en broma que "El Gijón haría bien en dejarse ganar por el Oviedo". Algunos gijoneses se lo tomaron a mal y declararon lo que quisieron. LA NUEVA ESPAÑA le mostró a Bueno los ataques y él respondió a cada uno. La respuesta que me pareció más graciosa fue ésta: "Muestra toda la blancura de la ignorancia sin la menor mácula de inteligencia".

Y también, los ataques a los que no respondió. Así quedará en claro la poca categoría de sus enemigos. Por cierto, algunos no los pudo responder, como los que personas con sus nombres y apellidos escribieron en Internet a las pocas horas de fallecer Bueno. Y luego hablan de "discurso del odio". Esos comentarios fueron muestra de la peor de las rabias. En conclusión: Pienso que lo que mejor retrata a los enemigos de Bueno es lo que Walter Bagehot afirmó sobre los personajes de William Makepeace Thackeray: "Se comportan como personajes de décima categoría y se pasan toda su vida luchando para ser personajes de novena".

El humor de Bueno merece una o varias Tesis Doctorales.

Finalmente, unas palabras sobre los Premios Nobel y los Premios "Príncipe de Asturias" de Comunicación y Humanidades. No confío en los comités cuando tienen que decidir sobre asuntos importantes. Mi desconfianza hacia la ANECA, CNEAI, etc. es total. Personalmente, me reconocieron todos los méritos que aporté. Sin embargo, he escuchado historias de otras personas que les han sumido en depresiones muy preocupantes. Y no hicieron públicas sus frustraciones, que proceden de ver las chapuzas que jueces "científicos" indoctos perpetran y que afectan gravemente a la situación profesional de muchos/as profesores/as.

Los profesores necesitan todo un libro, o varios, y muchos artículos sobre las agencias de certificación, al frente de las cuales está la célebre ANECA. Esta Agencia es como el Gran Manitú de los indios algonquines. Lo importante es perder el miedo e investigar a fondo cómo funcionan esas agencias. En esto, la manera de trabajar de Bueno puede constituir una guía muy efectiva.

Siempre aconsejo a quienes me consultan que, si no quieren que el disgusto afecte a su salud, miren lo que, durante años, ha pasado en los Premios Nobel (o en guiones de la Metro-Goldwyn-Mayer, en los que intervenían muchos escritores, o en los Oscar: ha habido directores geniales que nunca recibieron un Oscar.

Vayamos con los Premios Nobel. Truman Capote nació en 1924, el mismo año que Bueno. Sin embargo, solo vivió 60 años. Los dos tuvieron un rasgo que los distinguía de todos los demás: No se casaban con nadie. Decían a tiempo, contra su tiempo, lo que tenían que decir. Los dos no eran sincerotes, es decir, brutotes. Hacían juicios muy certeros sobre las personas y sobre los campos que dominaban.

Veamos lo que declaró Truman Capote a Lawrence Grobel en "Conversaciones íntimas con Truman Capote" (Editorial Anagrama): "Para mí, el Premio Nobel es una burla. Cada año se lo dan a un escritor prácticamente inexistente. Es decir, los autores norteamericanos que lo han recibido son increíbles. Sinclair Lewis, Pearl Buck? Está bien que se lo dieran a Hemingway, está bien que se lo dieran a Faulkner. Pero ¿a Saul Bellow? En los últimos años han dado ese premio a auténticos bodrios. Y no solo los norteamericanos. Todos los elegidos son, por lo general, muy pobres. Fue ridículo dar el Premio Nobel de Literatura a Camus. ¿Por qué se lo dieron? ¿El extranjero? ¿Un par de libros de ensayo? Yo le tenía mucho afecto a Camus, no podía gustarme más, pero si alguna vez hubo un escritor de segunda fila ése era Camus".

A Capote le gustaba García Márquez y cree que deberían haber recibido el Nobel E. M. Forster, Marcel Proust, Isak Dinesen, a la que considera una escritora excepcional, y a Graham Greene, sobre todo por "Brighton, Parque de atracciones".

Tenía una lista muy extensa de escritores a los que no les reconocía méritos, a pesar de que vendieran muchos ejemplares.

La vida de Capote ha sido el tema de dos películas: "Capote" e "Historia de un crimen". El protagonista de la primera recibió el Oscar a la mejor interpretación.

En cuanto a los Premios "Príncipe de Asturias", ya en 2006 un periodista escribió un extenso artículo y venía a decir que el responsable de que no le dieran a Bueno el Premio de Comunicación y Humanidades era Graciano García, que solía poner en el Jurado a declarados antibuenistas. El periodista había comprobado que a Bueno le traía sin cuidado el Premio. El filósofo español debía de conocer muy bien el percal. Pues bien, Graciano hizo más de diez llamadas al periodista. "Rec-ti-fi-que" era la palabra que más repetía. Por supuesto, el periodista no rectificó. Este periodista imita muy bien a la gente y un grupo de amigos le solemos pedir que imite a Graciano. Lo que más le molestó al periodista era lo pomposo que era Graciano y que sus palabras constituían una farfolla: cosa de mucha apariencia y poca entidad.

Si aplicamos, con amplitud de miras, la distinción de Carl Kovland y su Grupo de Yale -efecto de primacía, efecto de recencia- a Graciano García, el efecto de primacía puede ser muy grande, y más con la afición a la pompa y circunstancia del personaje; pero con el aumento imparable del prestigio de Bueno en el panorama nacional e internacional, el efecto de recencia de Graciano será quedarse en un personaje como, en tiempos de "Clarín", fueron fray Ramón Martínez Vigil, obispo de Oviedo; como el padre Blanco García o como Luis Bonafoux, que ha pasado a la historia solo como "aquel tal Bonafoux, que se metió con Clarín". Graciano puede dejar la huella de ser "el hombre bajo cuyo mandato no dieron el Premio de Humanidades y Comunicación a Gustavo Bueno". El ridículo puede llegar a ser enorme.

Un grupo de amigos estamos convencidos de que Gustavo Bueno también será llevado al cine. Todo depende del guión. Desde luego, su vida puede dar para varias películas y una serie. Ahora bien, cualquiera puede ser un director de cine pasable. "Director de cine" es, posiblemente el sintagma más hinchado en las profesiones. Y después de escuchar a no pocos directores, ya no cabe duda alguna. Muchísimo más difícil es ser un buen guionista. Cuando un buen guionista se convierte en director, llega a ser un genio, como Billy Wilder. A ver si Bueno tiene la suerte de que un buen guionista escriba la/s película/s y serie que él merece.

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