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Sol y sombra

Nube de verano

Benidorm, la turista británica, los españoles y sus vacaciones

Leo que una turista británica ha denunciado a su agencia de viajes por considerar que en Benidorm hay demasiados españoles disfrutando del tiempo libre. A la señora, octogenaria, los españoles por lo que se ve le molestan hasta en España, le parecen seres "muy maleducados" y se pregunta compungida por qué no pueden irse de vacaciones a otro lado para no tener que coincidir con ellos. La turista tiquismiquis no sugiere destinos; a mí, en cambio, se me ocurre Brighton, si no fuera porque allí acuden muchos de los ingleses que al verano siguiente eligen Mallorca para arrojarse desde el balcón de un edificio.

Estar de vacaciones y ver a un energúmeno defecando en un hotel antes de practicar el "balconing" no debe de ser lo más agradable de este mundo. En Benidorm el "balconing" también ha tenido su momento, igual que el "palmering" que significa trepar por una palmera, como los primates, y descender a toda mecha de ella frotándose los dídimos con las cicatrices del fuste. Este tipo de entretenimiento suelen practicarlo precisamente los corteses y refinados compatriotas de la abuela enojada por la mala educación de los turistas españoles en España, que generalmente hablan a voces y son algo atolondrados pero no han inventado el "balconing" ni el "palmering" y tampoco se dedican a tatuar su nombre en la frente de los indigentes para pasar un rato etílico divertido a costa de humillar a un ser humano.

Sin embargo, a doña Remilgos Jackson, la turista espantada, le ocurre como a nuestro Quim Torra: le incomoda que en España coincidan tantos españoles a un mismo tiempo. Le produce alipori, que diría Eugenio D'Ors.

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