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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Incidente en el Muro

Derrota un sol rotundo y plomizo, por fin, sobre la arena de la playa de San Lorenzo mientras por el paseo del Muro serpean paseantes. Me encamino a mis asuntos, que no son otros en estas matinales agosteñas que acudir a la Feria a mostrar el stand del periódico a autoridades de todo signo y pelaje.

A la altura de la escalera 9 se forma un ligero tumulto. Un paisano de unos 70 años, de pantalón vaquero corto y camiseta grana, yace sobre el pavimento. No se mueve, no habla, sólo se palpa la cabeza, que corona una pequeña herida que sangra. Nadie se atreve a levantarlo hasta que llega un policía municipal, que le ofrece un pañuelo de papel para que limpie la sangre, mientras el paisano se incorpora sin problemas ni aspavientos.

Entra en escena un chaval de menos de la veintena y pelo ensortijado que se aproxima a toda prisa arrastrando un monopatín. "Que dice el socorrista que si se puede acercar usted al puesto de salvamento, que está solo y no se puede mover de allí". Y sigue hablando el chico del patinete, que se dirige al herido. "Le pido disculpas, iba distraído y usted también y por eso hemos chocado. No toda la culpa es mía".

El hombre, ya incorporado del todo y sujeto a la barandilla, sigue con la mano puesta en la cabeza taponando la herida. Le mira fijamente, se toma unos segundos y responde: "Que yo sepa éste es un paseo para ir caminando, no para correr en monopatín. Pero deja de pedir disculpas y paga una botella de sidra". Los curiosos sonríen y empiezan a despejar el lugar. No ha sonado aún la señal horaria del mediodía y ya está la playa llena de bañistas.

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