Al ilustre entrenador del Madrid hay que adjudicar la frase de que hay que reinventar al equipo sin Ronaldo. Efectivamente, el club blanco se encuentra en este curso que comienza sin la presencia en su plantilla del astro portugués, cuestión de calado si atendemos a las cifras que el fenómeno de Madeira ha dejado a su paso por la entidad de Concha Espina: 438 partidos y 450 goles. Más de una diana por encuentro, y 101 de ellas en la Liga de Campeones. Una plusmarca que no fue resultado de una buena racha si no lograda a lo largo de nueve temporadas en las que fue manteniendo ese extraordinario nivel realizador. En la última, a modo de despedida, 44.
El caso es que Cristiano no se sentía suficientemente valorado, quizá querido o adecuadamente respaldado en sus desencuentros con Hacienda. Florentino no quiso doblar su brazo en una nueva mejora de contrato al mejor goleador en la historia del Madrid. Ya lo había hecho a finales de 2016. Puede que considerando que los cercanos 34 años del luso marcarán el inicio de su declive. O también pasándole factura a su desafortunada actitud en la celebración de la última Liga de Campeones en Kiev. Y el resultado es ese viaje hacia Turín tras una fría despedida.
¿Y ahora qué? Pues ahora, a falta de un repuesto que por lo menos se acerque a sus cifras (digamos que en el panorama actual solo lo podrían hacer Cavani, Kane y Lewandowski, tan lejanos) a Lopetegui se le ha ocurrido eso de que reinventar al equipo sin CR es un reto apasionante. Suena bien, pero nos tememos que no acabe saliendo tan bien. La melancolía y la intermitencia de Bale y Benzema puede que no alcancen ni a la mitad de goles, entre los dos, que CR. En fin, la Liga pondrá las cosas en su sitio y dictará sentencia, pero goles son goles y no buenas razones.
