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Ángeles de la Guarda

Desafíos veraniegos para los que velan por nosotros

A las Cinco Vías de Santo Tomás hemos de añadir una sexta: ángeles de la guarda y sus recientes actuaciones. Que son prueba irrevocable de la existencia de un ser divino. Yo conozco a mi ángel custodio. Se reencarna de tarde en tarde en un personaje un tanto vetusto, aún lleva boina y chaleco negro y bebe el vino por porrón. Se llama Adolfo y no debió de ser de los más listos de su promoción, pues lo descubrí enseguida, se dejaba ver cuando gracias a su mediación libré el pellejo o parte de él. Además, sus mofletes sonrosados. inequívocos de angelote de pura cepa, lo delataron como un guardián campechano. Yo le estoy francamente agradecido por sus servicios. Cuando salgo en moto, le invito primero a un porrón de clarete de Navarra y luego obedezco y rezamos dos Padrenuestros.

Ayer estuvimos hablando de las actuaciones de sus colegas en los últimos milagros. Recordamos la desafortunada descarga pirotécnica de Cangas de Narcea, un 23 de julio, con explosión de 577 kilos de pólvora en mitad del pueblo y de la fiesta, por lo visto, sólo hubo que lamentar daños materiales. Luego, yo le saqué lo del avión de Aeroméxico, que el 1 de agosto cayó al vacío con 103 personas, aunque hubo heridos graves, no hubo víctimas mortales. Y no hay dos sin tres, el 12 de agosto, en menos de un mes, en el puerto marítimo de Vigo, a las 12 de la noche se hunde bajo los pies de cientos de adolescentes una plataforma de madera y hormigón, en pleno concierto de un evento muy popular, el famoso O marisquiño, que aúna deporte extremo y música extrema. Más de trescientos heridos, algunos en UCI, pero, por el momento, y esperemos que la cosa siga así, no hay que lamentar ninguna muerte. Me dice Adolfo que sus compañeros están indignados, pues siguen echando un ala in situ mientras las autoridades portuarias y municipales se ponen de chúpame domine: ¡Que fue la madera del piso!, ¡qué fue el cemento de la estructura! Muy poca sensibilidad la de algunos hombres, dice Adolfo. Y añade que el hecho de que sus intervenciones hayan sido milagreiras responde a que estaban sobre aviso. Sus ojeadores terrenales captaron que en los últimos tiempos los humanos habían bajado la guardia en materia de seguridad y por eso reforzaron los ángeles los servicios de actuación del Departamento Custodio.

Me insiste Adolfo, que los custodios no son la solución, ellos hacen y harán lo que esté en sus alas. Pero de seguir los hombres sin reparar en su seguridad, llegará un momento en que los recursos angelicales serán insuficientes, y no seamos gilipollas, con estas mismas palabras me dice: "A nadie, nada más que a nosotros, le corresponde velar por nosotros mismos". Si seguimos divirtiéndonos quemando pólvora sin ton ni son en las fiestas patronales, si las revisiones a los aviones nos las pasamos por el arco del triunfo y si no pensamos en la resistencia de los materiales de una plataforma que ha de soportar a una multitud enfervorecida de adolescentes brincando a lo reggaetón, los guardianes angelicales continuarán actuando, pero no darán abasto.

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