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Laviana

Más allá del Negrón

Juan Carlos Laviana

Elon Musk, el futuro presente

El propietario de Tesla se convierte en el paradigma de los nuevos magnates en la era digital

Creó la forma de pago por internet a través de Paypal. Proyecta la conquista de Marte con su compañía Space X. Pretende revolucionar las comunicaciones a través del Hyperloop: un tren de alta velocidad por tubos que sería perfecto para atravesar Pajares. Su empresa The Boring Company construirá túneles bajo las autopistas de Los Ángeles y Chicago para acabar con los atascos. Dirige Tesla, la principal empresa de coches eléctricos que pronto no necesitarán conductor. Su último desafío es Neuralink, una empresa que intenta conectar directamente el cerebro con el ordenador a base de nanotecnología.

Cualquiera diría que es un personaje traído del futuro. Elon Musk se ha convertido en la encarnación del mogul, el tycoon, preciosas palabras del inglés para designar al magnate. Sin embargo, ahora, en el siglo XXI del lenguaje edulcorado, se les llama emprendedores y a sus empresas se las denomina startups en vez de trusts o holdings.

Elon Musk nunca ha sido muy celoso de su vida privada. Sabemos que es de origen sudafricano -algo habitual en el currículum de los magnates-, que tiene 47 años, que es padre de seis hijos -uno ya fallecido-, que se ha divorciado dos veces y que en los últimos dos años ha tenido relaciones estables con una actriz y una cantante.

Amante de la ciencia ficción, su escritor de cabecera es Iain M. Banks, autor de la saga "La cultura" (disponible en e-book en Amazon), que describe un futuro dominado por la tecnología y la inteligencia artificial. En ese mundo utópico, los ciudadanos ya no deben preocuparse por trabajar o por la salud. Todo está en manos de los robots. El mayor problema es el aburrimiento, lo que lleva a desarrollar entretenimientos cada vez más excitantes: cambiar de sexo de forma rápida y sencilla, insertarse órganos que segregan drogas, o jugar a la edición genética para buscar nuevas sensaciones. Ese imaginario mundo futuro puede explicar muchas de las excentricidades de Musk, que se define a sí mismo como anarquista utópico.

Por si no fuera suficiente lo que ya se sabe de su vida, la pasada semana se confesó en una entrevista con "The New York Times". Aseguran los analistas que el mogul se mostró muy humano, muy abierto, muy sincero y muy inestable, lo mismo reía a carcajadas que lloraba.

Dicen que hasta dio pena a los lectores. Dijo que este estaba siendo el peor año de su vida, se quejó de que trabaja 120 horas a la semana, de que se pasa días enteros sin salir de sus oficinas y fábricas, de que no se ha tomado una semana de vacaciones desde 2001 cuando guardó cama a causa de la malaria. Reveló que se siente exhausto, que sufre insomnio crónico, y que para superarlo se atiborra a somníferos.

Como era de esperar han saltado las alarmas. Un hombre tan rico, del que dependen tantas inversiones, tantos pequeños accionistas, tantos puestos de trabajo, tantas familias, no se puede permitir ser tan franco. Los expertos aseguran que las pastillas le arrebatan la lucidez, que ha dejado de razonar con claridad, que la falta de sueño le lleva a cometer errores garrafales y a tomar decisiones de consecuencias catastróficas. Se escriben artículos sobre sus problemas de salud mental, se asegura que sus movimientos son erráticos. Incluso miembros de su propio consejo de administración temen que esté abusando de otras drogas aparte de los somníferos.

Estos indicios pueden explicar la incomprensible decisión de escribir un tuit -también es adicto a la red social- asegurando que sacaría su compañía de bolsa, lo cual contradice todas las prácticas y protocolos económicos. Se está analizando la legalidad de un anuncio público como ése, que puede llevar a la ruina a muchas personas.

Aseguran que es el personaje de este verano y me temo que lo será de mucho más tiempo. Pertenece al selecto club de los grandes emprendedores, que no empezaron vendiendo periódicos, sino programando a los 12 años encerrados en el garaje. Son los ídolos del momento, las nuevas referencias. Usted puede pensar que le da igual lo que haga ese loco excéntrico. Pero tenga en cuenta que es uno de esos másters del universo, dueños del mundo, de los que Tom Wolfe hablaba en los 80. De él y otros magnates como él, de Steve Jobs a Mark Zuckerberg, de Jeff Bezos a Bill Gates, de Amancio Ortega a Donald Trump -sí también es un tycoon-, depende nuestro día de mañana.

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