La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Miembro numerario permanente del Real Instituto de Estudios Asturianos

Los riesgos de la masificación

"Mientras se mantenga un turismo de pequeña escala, el concejo aguantará el tirón", asevera el hostelero Naciu'i Riguilón, que reclama savia nueva para impulsar los recursos de la zona y lanza como idea para reactivar la economía una marca de carne local

Ciertamente hay palabras extraordinarias que traen recuerdos inolvidables, y algunas personas son capaces de trasmitir con ellas sentimientos íntimos, de esos muy difíciles de hacer brotar, de sacar a la luz, de "asoleyar". Yerba o hierba, para mí, es una de ellas, y Walt Whitman ("Hojas de hierba"), Elia Kazan ("Esplendor en la hierba") o Joan Manuel Serrat ("Tu nombre me sabe a hierba"), han logrado utilizarla susurrando emociones casi imposibles de expresar con términos al uso.

"Por que te quiero a ti, por que te quiero", comenzaba a entonar Serrat en la canción que Ignacio Martínez Alonso, "Naciu'i Riguilón", (Moal, Cangas del Narcea, 1962), me hace rememorar cuando me reúno con él en Valle de Lago, ya que me comenta que vino a vivir aquí por amor. Por amor, Naciu, al que así nombraré a partir de ahora, dejó los bosques del entorno de Muniellos y echó a andar hacia el monte rocoso, hacia un antiguo paisaje glaciar que domina el entorno, a vivir a casi 1.300 metros de altitud. Aquí, en El Valle, uno de los pueblos más conocidos y frecuentados por los visitantes del Parque Natural de Somiedo, regenta un pequeño hotel rural desde hace unos seis años.

Hombre culto y estudioso de la cultura tradicional, Naciu no me sugiere un hostelero al uso y aunque dedica todo su tiempo laboral al negocio familiar, los largos inviernos entre la nieve y los ratos que le roba al descanso, le permiten mantener sus aficiones y costumbres, que, según comenta, estaban más desarrolladas cuando trabajaba de empleado en una empresa del sector de las artes gráficas y en los fines de semana tenía más libertad de movimiento. Hace unos meses, a finales de 2017, la revista "Asturies", que edita la Fundación Belenos, publicaba un artículo titulado "Memoria gráfica de Asturies: Vivienda tradicional nun pueblu vaqueiru de Somiedu: El Val.le", en el que Naciu colabora con un vecino nonagenario, exactamente 40 años mayor que él.

Una noche de filandón

Creo que la primera vez que hablé algo más que un simple saludo cortés con Naciu -yo conocía a parte de su familia de Moal y a algunos de los de El Valle- fue hace ya tres o cuatro años, cuando en una noche de nieve y hielo acudí a su casa, pues eran horas de filandón y mi gran amigo Flavio Rodríguez Benito actuaba junto con Xuan Bello, para presentar y hablar de su disco "La voz del riu".

El bar a rebosar de vecinos y la velada magnífica, rememoro con Naciu, que me comenta que hay una gran carencia cultural en la zona por lo que ellos, en su casa, intentan que la gente del pueblo acuda a estos pequeños actos, que sirven para animar a los vecinos a debatir sobre diferentes temas. Hablamos con agrado de la iniciativa que promueve otro establecimiento de hostelería del pueblo, que por segundo año consecutivo programa una noche de observación del cielo somedano; por cierto aquí se disfruta de noches de estrellas, planetas y cometas, desconocidas para los visitantes, y de las que hablaré en otro momento de estos sueños somedanos.

Hace unos días, le digo a Naciu, el Presidente de la Academia de la Llingua me comentaba el mantenimiento del habla somedana entre los vecinos, y le pido una opinión. Mi contertulio, que se confiesa "astur falante", me manifiesta que, efectivamente, en una zona rural y muy aislada hasta no hace tantos años, la lengua subsiste y entre los vecinos se utiliza. No se cambian los registros, son hábitos y costumbres que perduran, aunque ciertamente sin una conciencia clara de la necesidad de mantener la forma de hablar y que poco a poco se va notando el contacto con los forasteros, con los turistas, y se incorporan palabras nuevas, castellanas, que antes no se utilizaban. Incluso, opina que los jóvenes, con más frecuencia, olvidan la forma tradicional de hablar.

Un Parque Natural y un visitante cangués

Desde que Naciu acude a Somiedo por primera vez, allá a comienzos de los años 90 pasados, opina que se han producido muchos cambios. El Parque, dice, "jugó un papel muy importante, aunque no logró frenar el éxodo rural, pero reorientó muchas cuestiones. Hay una importante transformación económica y también en las formas de explotación del medio, evidentemente hay modificaciones naturales, mecanización, cambio de cultivos, mejora del nivel de vida, relevo generacional, etc., pero con todo lo que se pone como estandarte, en Somiedo, pienso que falta una mirada desde dentro".

"Creo que no existe un compromiso claro desde las administraciones, sobre todo desde la local, para apoyar la etnografía, la cultura tradicional, la arquitectura, para que los turistas vean el territorio con otros ojos. Evidentemente", opina, "en estos tiempos el estandarte es el oso pardo, pero los teitos se caen; ciertamente, es imposible mantener todo este patrimonio etnográfico, pero algo habría que hacer."

A mi contertulio cangués de origen le comienza a preocupar la masificación de Somiedo, el turismo de observación de fauna entre otros aspectos, habida cuenta de lo esporádico que es, y opina que se puede diversificar muchísimo buscando un equilibrio entre el oso y la etnografía, e incluso poniendo en valor la arquitectura civil y la religiosa. A Naciu también le saltan las alarmas con cuestiones multitudinarias como las carreras pedestres, tan en boga en estos tiempos, donde parece que no hay límite de participantes, este año en una casi 800 corredores. Opina que este tipo de turismo choca con el tan manido desarrollo sostenible, y que solo es flor de un día. "La saturación no parece una línea para el desarrollo", recalca.

¿Qué deberíamos ver en Somiedo en veinte años?

El gran miedo de Naciu no es otro que la masificación de nuestro primer Parque Natural. "Si no se generan grandes infraestructuras hoteleras, las cosas seguirán un ritmo más armónico. Evidentemente necesitamos mejorar las comunicaciones, la banda ancha es imprescindible, y en estos pueblos altos, para desestacionalizar el turismo, necesitamos la garantía de la limpieza de la nieve. Unas carreteras transitables son imprescindibles para que la gente venga en invierno, pero hay que garantizar la salida, porque la posibilidad de quedar aislados retrae a muchas personas, que deben de cumplir con sus compromisos laborales o de cualquier otro tipo en un momento determinado".

También depende de cómo se apoye el futuro desde la administraciones, comenta Naciu, "mientras se mantenga un turismo de pequeña escala", insiste, "verdaderamente sostenible, Somiedo aguantará el tirón; la ganadería seguirá aportando mucho a la economía, pero es imprescindible la aparición de savia nueva que apueste por los recursos de la zona. El tema de la carne es una cuestión básica, hace falta una sala de despiece, de envasado, etiquetado y venta a través de internet. Muchos jóvenes se fueron y los ganaderos que se quedaron no van más allá de la producción de terneros, hace falta el valor añadido de los 'xatos'. ¡Carne de Somiedo!; generaría empleo y fijaría población, que es lo que se necesita, dado que no hay muchos recursos más".

"En el parque de Somiedo seguramente tenemos muchas más posibilidades", reflexiona Naciu'i Riguilón, "que no deberíamos seguir sin explotar". En ese momento, un pariente suyo le reclama para que le acompañe a tomar medidas en una pista en la que, por falta de mantenimiento, ya no pueden pasar las carrocetas de los vecinos, y finalizamos una para mí más que agradable conversación, que seguramente retomaremos no tardando mucho.

Compartir el artículo

stats