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Miembro numerario permanente del Real Instituto de Estudios Asturianos

Por una escuela alternativa y especializada

Inversiones en sanidad y educación, el complemento que necesita el parque para frenar el éxodo poblacional y atraer habitantes, según la monitora deportiva Soraya García Álvarez

"¿Tsaciana ye asturiana?", pregunto a mi contertulia de hoy que me responde, tras una pausa casi imperceptible, con un "No lo es, pero debería de serlo". Soraya García Álvarez (Orallo, Villablino, 1981), sonríe continuamente, mientras hablamos con tranquilidad en Pola de Somiedo, al sol, en torno a una mesa próxima a las instalaciones deportivas municipales, en las que ejerce como socorrista y monitora de diversas actividades gimnásticas, un tiempo antes de su entrada al trabajo.

Soraya García aclara que por sus venas corre sangre minera asturiana, pues sus abuelos procedían de nuestras Cuencas; el paterno de La Cerezal, en Sotrondio, y el materno de Cabañaquinta. Ambos se buscaron la vida en las minas de León y contrajeron matrimonio con mujeres lacianiegas, allí nacieron sus padres y ella y sus dos hermanas. Inmediatamente vuelve a insistir en que no encuentra diferencias a un lado y al otro de El Cornón, a la vez que me dice que ahora ya conoce mejor su tierra adoptiva que su tierra natal.

Ciertamente, Soraya García vive en un pueblo somedano, Villaux, en el que reside con su familia y donde comienza a inculcar a su hija -bebé aún- el amor por la Naturaleza que ella adquirió cuando, con sus padres y hermanas, pasaban todo el verano en la braña de su Orallo natal, disfrutando de la fauna y la flora, y acompañando a su padre en las temporadas de caza y de pesca; cuestiones de las que sus hermanas gozaban con menor intensidad. El amor por la naturaleza y por las actividades deportivas dirigió su formación hacia ambas cuestiones, y de sus conocimientos surgieron los trabajos que ejerce y los que ha desarrollado con anterioridad.

A Somiedo tras los osos

Antes de hablar de osos le pregunto a mi contertulia: "¿Siendo de Laciana y naturalista sabrás lo que ye la 'gritsanda'?", la carcajada no se hace esperar y la contestación magnífica: "¡tendrías que ver las fotos que hice entre las 'gritsandas' a mi hija en primavera". (Permítanme los lectores no avezados con los nombres vernáculos de las plantas, comentar que este precioso y original nombre se refiere a un vegetal que posee unas flores muy hermosas, el narciso trompeta, que crece en las grandes praderías de los puertos cantábricos, cuando la primavera adquiere todo su esplendor).

En el año 2003, Soraya García llega a Somiedo como trabajadora de la Fundación Oso Pardo y durante nueve años, hasta 2012, realiza las tareas propias de sus compañeros laborales, seguimiento de los osos, vigilancia de posibles acciones de furtivismo rastreando el monte para localizar lazos de acero, recorridos buscando indicios y un largo etc., hasta el punto que afirma que domina mucho mejor el territorio somedano que Laciana. Pero su actividad profesional también incluía los concejos de Belmonte, Teverga, Grao, Salas y otros en los que habitaban estos emblemáticos animales.

Al principio, era casi un milagro observar un oso, casi una sombra imperceptible en la oscuridad de amaneceres y anocheceres, que se repetía tras muchas jornadas sin ver nada. "En la actualidad", dice, "las cosas son distintas"; "de aquella, los somedanos apenas habían visto un oso, ahora casi todos los ven, hasta los nenos". "Cualquier visitante", insiste, "que llega a Somiedo atraído por la especie más llamativa del parque natural, aunque venga sin prismáticos, se acerca a algún grupo de observadores y le dejan mirar por sus catalejos; así reciben el bautismo ursino". "Como sabes, antes esto era mucho más difícil, pasábamos frío, calor, mojaduras, etc., para irnos a casa de vacío, ahora todo es más fácil, hay más osos y más confiados", explica.

Cuando le pregunto sobre su opinión de la percepción de los vecinos del concejo sobre este incremento poblacional, responde rápidamente que hay cambios, entre otros los de ella misma. "Antes se hablaba menos de los osos porque, simplemente, había menos. Ahora es distinto y la valoración de unos somedanos no es igual que la de otros". "Fíjate", me dice, "por ejemplo, los hosteleros están muy contentos porque viene mucha gente a hacer esperas; sin embargo a uno de mis vecinos le han matado los tres burros que tenía, pienso que él no opina lo mismo".

Soraya García también relata que ella reacciona de distinta forma ante según qué cosas, por ejemplo cuando los osos le comen las ciruelas, como el año pasado, hasta le parece bien; pero el día que entró en el gallinero y tenía todas las "pitas" decapitadas, comenzó a maldecir a martas y garduñas, comenta entre risas. Como colofón, mi tertuliana contesta con un conocido refrán. "Ya sabes, cada uno ve la feria según le va en ella". Soraya, de momento, compite con los osos en el otoño comiendo frutos del bosque, moras, castañas, avellanas y manzanas, por ejemplo.

¿Cómo mejorar Somiedo?

Soraya contesta rápidamente, pues aparte de su ordenada cabeza, se me antoja mujer muy reflexiva y que tiene las cosas claras. "Hace falta mejorar la educación y la sanidad; hacen falta más inversiones en estos campos". "Puede que estos temas me preocupen más ahora que soy madre, pero los alumnos se tienen que ir para hacer la ESO. Unos marchan y otros no vienen, las familias que podrían venir a vivir a Somiedo no lo hacen por esto. Los recortes en educación y sanidad hacen caer estos sitios", afirma con contundencia.

Si la educación y la sanidad mejoran, Somiedo sería mucho mejor espacio para vivir, opina Soraya García. "En Villaux, en invierno solo quedan dos casas abiertas; los pueblos se abandonan", comenta.

Por otra parte, cuando nuestra charla va finalizando porque se acerca la hora de que se inicien las clases de gimnasia en la piscina, Soraya García comenta una idea que parece tener muy meditada. "Que hace falta mejorar la educación reglada es un hecho cierto", comenta, "pero aquí, en Somiedo, yo creo que cabría una escuela alternativa, estoy segura que atraería a muchas familias que pretenden una educación más personalizada para sus niños. Un lugar donde se pueda orientar a los futuros ciudadanos para que sean profesionales de aquello que en realidad les guste".

Insiste también esta monitora deportiva que "vivimos inmersos en una sociedad de consumo llena de hipócritas, por ello hay que formar ciudadanos libres y felices, ya que el sistema actual conduce a otras cosas".

Por último, le pregunto por su percepción de la acogida que brindan los somedanos a las familias que vienen de fuera a instalarse aquí; para Soraya García son muy buenos vecinos, de los que no puede quejarse, "nos tratan como si hubiéramos nacido aquí", recalca.

Nos acercamos a la puerta de las instalaciones deportivas -"un lujo", dice- hablando de qué tipo de público acude, aunque yo ya sé que son fundamentalmente mujeres, jóvenes y niños. Cuando nos separamos, con su gran sonrisa sentencia: "escribe animando a los somedanos a venir más a la piscina y a las clases de gimnasia". De regreso al coche encuentro a cinco mujeres entradas en años que caminan con sus bolsas de deporte y van hablando de ejercicios dentro del agua.

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