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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Las llagas de Alvaré

La directiva de Vega-Arango, ausente en el homenaje al Eurosporting

Cuenta el entorno de don Manuel que el expresidente del Sporting -lo fue en los años de oro y en los años en los que casi acaban con el club en Cañamina- anda estos días con el gesto torcido por no haber sido invitado al homenaje que el club ha organizado a los entrenadores y jugadores que protagonizaron el partido ante el Torino, el primero de la historia rojiblanca en Europa. A Alvaré -nombre por el que se conocía a Vega-Arango cuando era una promesa amateur de la cantera rojiblanca que iba y venía a los entrenamientos en coche con chófer (seguramente caso único en la historia del fútbol mundial) e invitaba a Falo Biempica y a sus compañeros a probar los caldos de la excelente bodega instalada en el chalé familiar- le duele que no se tenga en cuenta que él y su junta directiva fueron parte muy importante del Eurosporting. Fueron los tiempos en los que el Sporting hubiera jugado la Liga de Campeones varios años seguidos de existir el actual formato. Los tiempos en los que Vega-Arango, ya no Alvaré, tenía un éxito social superior al de muchas estrellas del equipo: cualquier evento de la jet asturiana que se preciara no podía dejar de contar con su presencia.

Eran los tiempos en los que García pagaba hasta "al del carrito de los helados" del madrileño hotel Mindanao para enterarse de lo que allí se cocía cuando se hospedaba Vega-Arango, que por aquel entonces, además de dirigir al Sporting, era uno de los hombres fuertes del fútbol español y ojito derecho del Pablo Porta, presidente de la Federación Española. Ahora, décadas después, el Sporting -consciente o inconscientemente- se ha olvidado de incluir a don Manuel y a su junta directiva en el homenaje a aquel equipo que hizo historia. Y él, hombre refranero, al que hace un tiempo que le da por la filosofía oriental -"tengo llagas en la lengua de tanto mordérmela por el bien del Sporting", repetía como un mantra en los años en los que le tocó ser el hombre de los Fernández cuando el club debía más que Alemania-, parece que ha aparcado por un momento eso que tanto dice de que "tengo el ego deportivo cubierto". No le falta razón a don Manuel al sentirse dolido. Pero el club ha optado por centrar únicamente el foco de la celebración de aquella gesta en jugadores y técnicos.

La decisión puede responder a la política del consejo de enterrar en el olvido la era de los diez consecutivos años en Segunda, las deudas, la quiebra, García Amado... Y pasa que en aquella época Vega-Arango ejercía como presidente, aunque las decisiones las tomaran otros. Pero, aunque hombre de paja, Vega-Arango era la cara visible del consejo y de la propiedad en una de las etapas más negras de la entidad junto con el desastre del 98, y que provocaron un traumático divorcio de la afición con la familia Fernández que todavía perdura. Las bufandas verdes aún aparecen cuando las cosas -ahora ya sólo deportivamente- se tuercen. Y esa etapa (2002-2013) es la que tiene más presente la masa tuitera enfurecida y demás familia. Así que el club debe de haber considerado que mejor no sacar a desfilar de nuevo a la vieja guardia con la que, por cierto, las cosas no acabaron del todo bien.

También puede pasar aquello de "mejor no meneallo" no vayan a acabar saliendo temas enterrados en un cajón, como lo de hacer a Vega-Arango presidente de honor del Sporting por los servicios prestados. Otra llaga en la lengua de don Manuel.

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