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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Ministros que caen del guindo

A Pedro Sánchez le salió de la chistera de prestidigitador un Gobierno de campanillas, un gabinete mediático e ilusionante. Pero a los cien días ya se le han caído dos ministros del guindo, ambos por pruebas manifiestas de deshonestidad. Cuando las decisiones se toman con prisas y de cara a la galería pasan estas cosas: que no da tiempo a que los candidatos pasen por el polígrafo o sean sometidos a sumarísima ordalía. O que haya que reanudar, con la cara colorada, la venta comprometida de armamento a Arabia Saudí: si quieres corbetas, las bombas por delante o te cierro Navantia. Triste de aquel Gobierno que sólo acierta cuando rectifica...

Cayó la ministra de Sanidad por el barullo de los másteres y a Montón la ha sustituido Luisina la nuestra, que es mujer insistencialista: insiste, insiste e insiste hasta que lo consigue. Un motorín diésel, que se dice. A Carcedo le llega el premio gordo en la etapa en que está próxima la jubilación (el pasado 30 de agosto sopló velas por cuenta de 65). Que sea en hora buena y que la nueva ministra tenga presente en su ideario una cita ineludible de otro médico ilustre, Ramón y Cajal: "Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas".

Bien mirado, que pongan a una licenciada en Medicina al frente de la cartera de Sanidad es cosa saludable, como encargar a un astronauta la gestión del Ministerio de Ciencia e Innovación y pretender que no siga en la Luna. Pasó el tiempo en que los presidentes nombraban ministro de Interior a un electricista o se encargaba poner brida a un desempleo desbocado a un empleado de imprenta de apellido Corbacho. Cierto es que esos dos personajes no hubieran tenido problema con los estudios de posgrado.

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