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El diálogo divide a los independentistas

Las diferencias entre los partidos secesionistas y dentro del PDeCAT afloran en el Congreso a cuenta de una moción pactada con el PSOE y luego retirada

El Gobierno presume de estar "generando contradicciones en el independentismo" catalán. La portavoz, Isabel Celaá, cree que "algo se está moviendo en el otro lado". ¿Y qué lo ilustra? El rocambolesco episodio de la moción en favor del diálogo que el PDeCAT pactó con el PSOE la mañana del pasado miércoles y retiró la tarde del mismo día "por culpa" del PSOE.

Las "contradicciones" a las que se refiere la portavoz del Ejecutivo consisten en que la moción -marcada por los socialistas con un inequívoco "en el marco de la legislación vigente"- se negoció con el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano, pero no fue él quien la retiró. De hecho, al día siguiente, jueves, el veterano diputado no se privó de hablar de "oportunidad perdida". Ni evitó disparar -bien que sin dar siglas- contra ERC, que el miércoles, durante el debate del texto en la Cámara, anunció que se abstendría.

La retirada de la moción fue obra de la vicepresidenta del partido y también diputada en el Congreso, Míriam Nogueras, en su calidad de coordinadora de acción política en Madrid. Lo es desde el pasado julio, cuando la candidatura encabezada por ella y David Bonvehí -la que impulsaba Carles Puigdemont entre bambalinas- se hizo con las riendas de la formación.

Ese mes, Nogueras debutó en las grandes ligas con una seria advertencia a Pedro Sánchez, que no llevaba ni dos meses durmiendo en la Moncloa. El lunes, 23 de julio, sólo un día después de ser elegida vicepresidenta del PDeCAT en la Asamblea General del partido, Nogueras avisó de que, desde ese momento, Sánchez tendría "más difícil" conservar el apoyo que los herederos de Convergència le habían dado en la moción de censura.

Y la moción pactada el miércoles por Campuzano y retirada a las pocas horas por Nogueras es la prueba de que la joven diputada -lo es desde enero de 2016- no hablaba a humo de pajas. Sin embargo, la ambiciosa vicepresidenta del PDeCAT no pudo evitar que su puñetazo en la mesa, seguramente instigado por Puigdemont -y puede que también por su vicario, el president Torra- evidenciara la división que aflora ya sin tapujos en el partido y en el Grupo parlamentario. Eso, si las "contradicciones en el independentismo" catalán de las que habla Celaá no van más lejos y afectan ya al entendimiento entre los neoconvergentes y ERC.

De muestra, un botón: Nogueras y el portavoz republicano en el Congreso, Joan Tardà, no dudaron en culpar al PSOE del fracaso de la moción, pero Campuzano evitó hacerlo. Nogueras se escudó en que ERC iba a abstenerse, pero, sobre todo, en que los socialistas habían votado con el PP ese mismo miércoles, en el Senado, en defensa de la unidad de España. Y en que, durante el debate de la moción en el Congreso, el diputado José Zaragoza (PSC) soltara desde la tribuna: "Se puede hablar de todo menos de la independencia".

Pero el hecho es que el texto recibió el apoyo de la portavoz del Govern, Elsa Artadi, y el portavoz adjunto en el Parlament, Eduard Pujol -tan próximos a Puigdemont como Nogueras, si no más-, a los que no pareció importarles que el impulso al diálogo entre Gobierno y Govern que Campuzano había logrado pactar con el PSOE se plasmara un día después de la Diada, por más que remitiera a una mejora del autogobierno en vez de a la ansiada república reclamada en las calles unas horas antes.

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