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Eurodiputada asturiana de Podemos

Aprender de Copenhague

La Semana Europea de la Movilidad

En la capital danesa la mayoría de los desplazamientos se hacen caminando, en bicicleta o en transporte público. Del 16 al 22 de este mes se celebra la Semana Europea de la Movilidad. Un evento que debería servir para concienciar a la sociedad europea acerca de los problemas de nuestro actual modelo de movilidad, que usa y abusa del petróleo, contamina y ocupa territorio con mega-infraestructuras muy costosas económica y medioambientalmente.

El transporte consume a día de hoy alrededor del 30% de la energía en la UE. En España todavía más: cerca del 40%. Estamos hablando, pues, de uno de los sectores más contaminantes de nuestra economía. La globalización ha supuesto una intensificación de los movimientos de mercancías y personas sin precedentes en la historia. Necesitamos racionalizar estos flujos para hacerlos sostenibles. España y Europa necesitan otro modelo de movilidad más verde y más social.

Llevamos tiempo diciéndolo: el tren convencional es el medio más eficiente, el que menos energía y territorio consume. Es el futuro y, como sector estratégico que es, debe seguir en manos públicas. Asturies tiene una de las mallas ferroviarias más densas de España: un auténtico tesoro que preservar y cuidar.

Una buena red de cercanías es el mejor antídoto frente a la saturación de nuestras autopistas y carreteras, y puede convertirse en la pieza central de nuestra área metropolitana. Es más, la conexión de tren con el aeropuerto debería formar parte de esa modernización de nuestros servicios de tren de cercanías.

Asturies necesita una apuesta fuerte por un transporte público barato, cómodo y con buenas conexiones, capaz de superar las debilidades del vehículo privado. El nuevo Plan de Movilidad Sostenible de Oviedo debería servir como referencia para otras ciudades asturianas. Me gustaría vivir en un Avilés con más calles peatonales y carriles bici, con un transporte público económico y de calidad.

Sería una ciudad más limpia, segura, saludable y confortable. Con más espacio público e interacción entre las personas. Los ejemplos de la movilidad urbana del futuro están ahí para que aprendamos de ellos. Las ciudades que han recuperado sus tranvías, como Vitoria y Barcelona, o que han potenciado el carril-bici, como Sevilla, han mejorado notablemente su calidad de vida. En Copenhague, un 20% de la población se desplaza en bici, un 26% caminando y un 21% en transporte público. Ahí está el modelo verde al que debemos aspirar para las ciudades asturianas. Esta Semana Europea de la Movilidad Sostenible es una buena ocasión para recordar los grandes retos que tenemos por delante.

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