En 1991, el alcalde de un municipio minero de las Cuencas, cuadro sindical del SOMA, que posteriormente desempeñó un puesto de responsabilidad en el Montepío de la Minería, tras entrevistarle para LA NUEVA ESPAÑA en su despacho durante más de una hora, con el fin de realizar un balance de su gestión municipal, me brindó el siguiente titular regional: "Asturias siempre estará en deuda con José Angel Fernández Villa". Menudo olfato, o mejor dicho, vaya peloteo en aquel momento al hombre de mayor influencia en la política y en la sociedad asturiana de la época.
De héroe a Villa-no en apenas treinta años. Así es la vida. En esta región y en este país se pasa de ser adulado y peloteado a ser vilipendiado según el interés particular de cada uno en cada momento.
No he visto a ninguno de todos aquellos que le adulaban como a un Dios durante más de dos décadas por el poder que ejercía en el sindicado, en el partido y en la región, y que se beneficiaron a su lado de gozar de privilegios laborales, económicos y políticos, apoyando a José Angel cuando entraba a declarar en el Juzgado de Oviedo del brazo de su esposa y de su abogada tras la denuncia presentada por su propio sindicato. Han sido muchos los que adulaban a este caudillo minero, quien ejerció el poder en la sombra durante más de veinticinco años en nuestra región y quien repartió entre sus adláteres multitud de cargos influyentes en los ayuntamientos, en las consejerías y en el propio Gobierno del Principado. La mayoría de ésos que antes le adulaban mantienen ahora la boca cerrada después de beneficiarse de los privilegios de estar a su lado y otros, los más osados, todavía salen ahora a la palestra diciendo que "es una sentencia ejemplarizante".
En este país se pasa de loado a apestado en muy poco tiempo. Aquel que había sido adalid de la clase obrera resulta que ahora es condenado y está investigado por la Fiscalía Anticorrupción por blanquear 1,4 millones de euros en una amnistía fiscal sin precedentes aprobada por el gobierno de derechas de Rajoy en 2012 de la que se beneficiaron, principalmente, las grandes fortunas y los mayores corruptos. Ante este hecho fue expulsado del PSOE y del SOMA-UGT. Por lo tanto, cabe referir que aquel mismo año blanqueaba capitales a la que vez cortaba carreteras con sus acólitos para reivindicar la supervivencia de la minería.
Consiguió que se llevase a cabo en Asturias una gran reconversión industrial en la minería sin ningún desgaste político para el gobierno nacional y regional, y ha narcotizado las reivindicaciones de los mineros, grandes defensores históricos de sus derechos laborales, a base de prejubilaciones. Villa, ejerciendo el poder en la sombra, aupó a sus recomendados a puestos influyentes de concejales, alcaldes, diputados consejeros y presidentes. Enchufó a familiares directos en organismos semipúblicos con salarios de directivos y contratos blindados.
"El Tigre de las Cuencas" o el "caudillo del SOMA" quitaba y ponía a sus anchas, manejaba sus piezas como en un tablero de ajedrez, y su influencia transcendía del ámbito laboral al político y económico, colocando a su gente en los ayuntamientos y consejerías, en empresas públicas e incluso en algunas privadas financiadas con subvenciones públicas. Su influencia en la política asturiana ha sido tan determinante que ha tomado parte en decisiones tales como por donde tenían que construirse determinadas carreteras, instalarse algunas facultades de la universidad y hasta construirse un hospital.
"A todo gochín le llega su San Martín", escribió un periodista asturiano ya fallecido cuando el presidente Vigil tuvo que dimitir en los años noventa por el escándalo del Petromocho. Nada comparable al caso que nos ocupa. Esta expresión tan asturiana podría utilizarse ahora para resumir también el "caso Villa". Dicho sea con el debido respeto hacia su persona, pues de lo que aquí estamos hablando ahora es de lo que ahora sabemos que hizo en su trayectoria pública.
El Jordi Pujol asturiano, con una pensión de 2.500 euros al mes, héroe que pasaría a la historia por su gran contribución al futuro de la región, será el gran caudillo que engañó a toda la clase trabajadora y a todos sus compañeros de partido y de sindicado, siendo el principal obstáculo al desarrollo de nuestra región durante veinticinco años y, mientras tanto, los del otro lado, los de la acera de enfrente, los del Partido Popular, siguen con sus peleas internas para no perder sus sillones, aunque estén casi siempre en la oposición. Regeneración, por favor, hay caras que llevan casi treinta años viviendo del oficio de político ya que no tienen otro y que no han ganado ninguna elección, y luego, como premio, el partido les recompensa como primeros de las listas para diputados nacionales y senadores que viajan, dando ejemplo, en primera clase en al avión de Madrid con el billete pagado por los impuestos de los ciudadanos y que no se sonrojan cuando algún pasajero les insulta.
Villa, Pujol, Rato, Matas, Granados, Bárcenas, Urdangarín, entre otros cientos de personajes bañados en la corrupción, que es el segundo gran problema para los españoles después del paro, son claros ejemplos de héroes que han pasado a ser villanos por su gran avaricia y ambición, por creerse el centro de sus universos y por mantener un discurso en público y aplicar el contrario en privado. Menuda jeta la de todos estos individuos de doble personalidad que, de momento, aunque parecen inmunes, han perdido lo más importante que puede disfrutar un ser humano: la dignidad. Para qué quieren tanto dinero sin dignidad. Algunos de estos defensores de lo ajeno van a ser de los más ricos del cementerio y no podrán disfrutar de la tranquilidad de vivir en paz en sus jaulas de cristal porque los ciudadanos siempre les reconocerán por la calle y les identificarán como lo que son. La corrupción que aflora solamente es la punta del iceberg, pero como escribía mi querido J. A. Díaz, ya fallecido, "a todo gochín le llega su San Martín".
