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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Tardes de aburrimiento, mañanas de funeral

La grada empieza a tener dudas sobre el segundo proyecto de Torrecilla

El día después del castañazo y la castaña de El Sadar, el Sporting comenzó ayer a tratar de restañar las heridas, que las hay, del irregular comienzo de temporada. Ahí quedan las caras de funeral de muchos futbolistas durante la sesión de recuperación de ayer en Mareo, la gesticulación de algunos ayudantes de Baraja y la búsqueda de "caminos" poco concurridos a la hora de alcanzar los campos de entrenamiento de Mareo. Lógico, hay pocas ganas de encontrarse con alguno de los aficionados de lengua afilada -para lo bueno y para lo malo- que suelen asistir a los entrenamientos de los rojiblancos en la escuela de Leorio. Y es que, a pesar de que sólo se han jugado seis partidos de los 42 que componen la Liga, hay muchas dudas sobre el nuevo proyecto, el 2.0 de Miguel Torrecilla.

La destacable solvencia defensiva -no todo iba a ser malo- está dando para lo que da, con Babin recuperado para la causa tras su cesión de la pasada temporada al fútbol israelí. Mucho frío debe de hacer en Tel Aviv. También es de valorar la apuesta de Baraja por productos de la casa como Nacho Méndez y Cristian Salvador. Cuando es, es. Se pedía genética de Mareo, y está entrando con los ya mencionados o Pelayo Morilla, la última gran esperanza rojiblanca. Será por convicción o por necesidad o poca cosa, pero los nuevos guajes van teniendo minutos. Lo que ocurre es que la mezcla con los nuevos -que otra vez son legión- no acaba de generar la química necesaria. Y por ahí empieza a perder apoyos este Sporting, que ya comienza a ser mirado con recelo por muchos de sus incondicionales que, aunque conscientes de que aún queda un largo camino, empiezan a dudar y a entrar en una crisis de fe sufriendo tardes tan aburridas como la del sábado en Pamplona o la de una semana atrás en La Coruña ante el Dépor. Poco importa que el equipo tenga solo tres puntos menos que a estas alturas hace un año, cuando los de Herrera, también sin convencer al personal, iban líderes de la categoría. Lo que ocurre es que luego pasó lo que pasó y el Sporting se marcó un arreón final que acabó por reventarle y convertirle en un pelele en manos del Valladolid en el play-off.

¿Y los jugadores? Pues la plantilla -no podía ser de otra forma- trata de centrarse en lo que está por llegar. Se fía todo al peso de El Molinón, a que el fortín sigue dando puntos. El siguiente en pasar por el Piles será Las Palmas, uno de los recién descendidos, y que ayer fue el primero en poder ganar al Málaga de Muñiz. Al final lo único que valdrán serán los tres puntos, pero tras un comienzo plagado de dudas el Sporting debería marcarse una de sus grandes tardes para tranquilizar a los sectores más nerviosos a los que, cuando menos, el equipo les transmite mucha frialdad y les hace sufrir tardes de aburrimiento y mañanas de funeral.

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