Miles de catalanes salieron ayer a las calles reclamando el advenimiento de su amago de república y la liberación de sus encarcelados, que no son presos políticos sino políticos presos. O sea, que no están en chirona por causa de sus ideales sino porque supuestamente cometieron los delitos de rebelión, sedición y malversación, razones de peso para que el juez instructor dictara para estos mártires de la señera causa prisión provisional sin fianza.
Desde el púlpito en que se predica la liturgia secesionista, el espectral "president" alentó ayer a la guerra de guerrillas de los Comités de Defensa de la República. Y la "kale borroka" con barretina, flambeada por arriba por el azúcar burgués de la crema catalana, respondió a la llamada cortando carreteras y las vías del AVE. "Presionad, hacéis bien en presionar", gritó Quim Torra, y la respuesta fue contundente, en el primer aniversario del 1-O, que más que una fecha señalada parece un buen resultado para el Barça en casa, a la vista del mal arranque liguero del acorazado blaugrana.
Antes o después habrá que dar desde el Estado español una respuesta a Cataluña, a saber de qué signo: si como defienden el PP y Ciudadanos, con el armamento legal del calibre 155 en el tambor, o agitando con discreción el botafumeiro del buenismo que esgrimen los socialistas. Cualquier cosa mejor que llamar a las armas al ejército del Rhin al mando de un capitán de ingenieros, poeta y músico, enarbolando la bandera del himno de Marta Sánchez como si fuera la Marsellesa en pasodoble cañí.
