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Presidente de Amnistía Internacional de Asturias

Cuarenta años de Amnistía Internacional en España

Una organización referente en la defensa de los derechos humanos

Amnistía Internacional cumple 40 años desde su legalización en España. El 10 de febrero de 1978 el Consejo de Ministros autorizó a actuar en España a Amnistía Internacional, que celebró su primera asamblea constituyente el 15 de julio. Comenzó entonces la andadura formal de una organización que ha llegado a convertirse en un referente en derechos humanos, ha actuado con independencia y ha contribuido, entre otros logros, a la liberación de más de 50.000 presos de conciencia en todo el mundo, a que 141 países hayan abolido la pena de muerte, a que en 2002 empezara a funcionar la Corte Penal Internacional, o a que tras décadas de trabajo en 2014 entrara en vigor el Tratado del Comercio de Armas que prohíbe la transferencia de armas cuando un país sabe que se podrían usar para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra.

Conviene, no obstante, precisar que España ya estaba presente en el trabajo de Amnistía Internacional mucho antes, incluso desde lo que se considera acto iniciático de la organización: el artículo que Peter Benenson, fundador de Amnesty International, publicó el 28 de mayo de 1961 en "The Observer", titulado "Los prisioneros olvidados", sobre dos estudiantes portugueses detenidos por brindar por la libertad durante la dictadura de Salazar. En ese texto se citaba el caso del abogado español Antonio Amat, que por tratar de crear una coalición democrática estuvo en la cárcel sin juicio desde 1958; o el del profesor universitario represaliado Enrique Tierno Galván, que pasado el tiempo se convertiría en alcalde de Madrid desde los primeros años de democracia hasta la década de los 80.

Los ecos de Aministía Internacional llegarían también a Asturias antes de su legalización. Una de las primeras "acciones urgentes" de la organización, puesta en marcha por Peter Benenson en 1961, fue en favor del anarcosindicalista asturiano Ramón Álvarez Palomo, tras ser encarcelado en Francia. Años después, en 1974, Antonio Masip y Marcelino Arbesú, entonces jóvenes abogados en ejercicio, se pusieron en contacto directamente con el Secretariado Internacional de Londres para denunciar la situación de algunos presos políticos. Otros conocerían Amnistía Internacional en aquellos años a través Antonio Beristain, el ilustre penalista que impartía entonces docencia en la Universidad de Oviedo (y también fuera de ella). Diferentes iniciativas, pues, y personas no siempre conectadas, que cristalizarían en 1981 en la formación del grupo de Oviedo, del que dio entonces cuenta en esta misma Tribuna uno de sus mayores impulsores, Orestes Martínez Gayol, a través del artículo titulado "¿Qué es la Internacional de la Amnistía?"

En todo caso, pasar de la clandestinidad a la legalidad tampoco fue un camino de rosas. No fueron tiempos fáciles, en absoluto. La sede de Amnistía Internacional en Madrid sufrió varios ataques, entre ellos una bomba incendiaria arrojada el 11 de diciembre de 1979 que provocó graves daños. Otro momento delicado fue el 23 de febrero de 1981, día del intento de golpe de Estado, cuando se decidió proteger los listados de socios y socias de la organización, enviándolos a la Embajada francesa.

En aquellos primeros años de andadura en España, Amnistía Internacional se pudo sufragar en parte gracias a la venta de carteles del cuadro "El abrazo", cuyos derechos de reproducción Juan Genovés cedió a la organización. En el momento de su legalización, contaba con 400 socios y socias. Al final del año, la cifra había ascendido a 900. En la actualidad Amnistía Internacional sigue manteniendo su rigurosa independencia al no aceptar subvenciones y cuenta con el apoyo de más de 7 millones de personas en todo el mundo. Sólo en España, más de 84.000 personas son socias de la organización, 2.400 personas son activistas y más de medio millón colaboran asiduamente firmando nuestras peticiones.

Pero tras varias décadas de actividad y a pesar de los importantes logros alcanzados, Amnistía Internacional en España todavía tiene la tarea de acabar con una serie de graves violaciones de derechos humanos que afectan a millones de personas. Por ello, lejos de la complacencia, preferimos centrar la conmemoración en los retos y desafíos que tenemos ahora mismo ante nosotros.

Este es el motivo por el que, en su 40 aniversario, la Sección española de Amnistía Internacional presenta el documental "Grietas", largometraje dirigido por Xuban Intxausti, guion de Lluis Arcarazo y producido por Mediapro. Se trata de un emotivo relato de cinco historias reales que reflejan las principales grietas en derechos humanos en España: la situación de las personas refugiadas y migrantes, los obstáculos a los que se enfrentan las víctimas de violencia de género, el impacto de las medidas de austeridad en la vida de las personas, la negativa de las autoridades a abrir la página de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, o la reparación a las víctimas de tortura. Cinco historias unidas por un elemento común: son grietas en los derechos humanos que personas corrientes tratan de reparar con su impulso, determinación y escasos recursos. En Asturias se proyectó el documental "Grietas" el pasado 11 de septiembre en el teatro Filarmónica de Oviedo.

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