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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Ahí viene la plaga

Podría parecer que se ha desatado sobre Gijón, Carreño y Gozón la octava plaga de Egipto en versión cañí: en lugar de langostas, orugas, repelentes insectos que han entrado en estos municipios como un elefante en una cacharrería y se dejan ver por miles, primero en avanzadilla y después en aluvión.

Basta con escuchar el relato de los paisanos para temer la acometida apocalíptica de esta especie rastrera, porque se arrastra. "No se ve ni la carretera, parece un cementerio, con todas las orugas apiladas"; "parece el desembarco en Normandía", como si en Monteana, Vega, Veriña y Poago se hubiera desatado un 6 de junio de 1944, con ciento sesenta mil soldados de verde en hilera cruzando el canal del Piles.

Aseguran los afectados que llamaron alarmados a la Consejería del ramo (que por ser del ramo debe ser la de Medio Rural) y que alguien les respondió que no se preocupen, que en unos días se convierten en mariposas y se van volando. O sea, que los paisanos esperen sentados y mientras aguardan a que arranque la metamorfosis que les pongan en el radiocasete a las orugas un vals, el vals de la mariposas, y que Danny Daniel cobre los derechos de autor. De lo contrario habrá que pagárselos a Enrique Guzmán si en la Consejería siguen de brazos cruzados, entonando, como la cigarra de la fábula, bandurria en mano, "Ahí viene la plaga".

Dicen que un método casero para acabar con las orugas consiste en mezclar en un pulverizador dos cucharas de ajo en polvo, dos tazas de agua y un poco de jabón de vajilla. Se rocía el jardín con el mejunje varios días y las orugas caen como moscas. O sea, que si les da repelús el ajo será que vienen en procesión desde Transilvania.

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