La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Una mujer sin miedo

Sara: "El miedo ha desaparecido. Qué alivio, ¿verdad? Mentira. Vivía más cómoda con él. El miedo te hace precavida, desconfiada, esquiva. El miedo te protege porque no corres riesgos innecesarios ni tampoco necesarios. Te paraliza aunque te hace creer que simplemente estás resguardada de las inclemencias del tiempo. El tiempo, ese asesino silencioso que primero te amordaza, luego te encadena y finalmente te ejecuta. A Felipe le encantaban las películas y las series sobre asesinos en serie. A mí no me parecía serio que un cirujano tuviera esa debilidad, pero él se reía. De mí y de ella. Qué muermo eres, me decía sin ánimo de ofender, que es cuando más me ofendía. Y yo me encogía de hombros. Me he pasado media vida encogiéndome de hombros. Y escondiéndome de hombres a los que siempre terminaba por hacer crecer a mi costa. Como vampiros. Me chupaban la sangre para vivir y me dejaban un poco más débil, preparada para el siguiente mordisco. No me asustaba eso, me asustaba que nadie me necesitara, aunque sólo fuera interés alimenticio. Tal vez, si jugamos al psicoanálisis barato, la culpa fue de mi madre. No entraré en detalles, pero me dejó en herencia ser dependiente y cobarde. A mi padre no le conocí, así que sólo heredé de él su ausencia y la mirada huérfana. Y así durante muchos años. Muchísimos daños. Hasta que un día me desperté y decidí que ya estaba bien de tanto mal. Que ya era suficiente tanto victimismo, tanta espera, tantos paréntesis. Ese día fue ayer. Ese despertar fue ayer y me pasé el día de ayer enjaulada en la cama. Pero me sentí bien. Ya no siento miedo y por primera vez en mi vida no sé qué hacer con ella. Empezaré por levantar las persianas. Se filtran rayos de sol que prometen un día por el que vale la pena luchar. Quizá".

Compartir el artículo

stats