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Sol y sombra

Un asunto demencial

Iglesias busca el apoyo presupuestario en el cabecilla del procés

Iglesias ha anunciado que se reunirá con Junqueras, en la prisión de Lledoners, para negociar el apoyo de ERC a los presupuestos del Estado. De producirse, el encuentro serviría para describir la esquizofrenia este país y reflejar, a la vez, la paradoja y el sinsentido de que las cuentas de los españoles aspiren a ser refrendadas por el cabecilla de la rebelión que tenía como objetivo destruir España. ¿Cabe mayor despropósito? ¿Se imaginan en cualquier otra democracia al socio presupuestario del presidente del Gobierno corriendo a una cárcel para buscar en alguien que se ha enfrentado al Estado y sufre condena preventiva respaldo para su proyecto económico?

Simplificar la democracia en la idea de que hay que hablar de todo con todos es rebajar el verdadero significado del diálogo político, en este caso no sólo hasta extremos de indignidad sino de total incongruencia. Es verdad que ERC fue uno de los partidos que apoyó a Pedro Sánchez para llegar a la Moncloa y que sin ese apoyo nadie estaría hablando en estos momentos de unos presupuestos así. Pero fiar el proyecto económico de un país, que ya nace cuestionado por su naturaleza ficticia, al capricho de un político, imputado por actos de rebelión, que no se considera parte de él resulta extraordinariamente surrealista. Sánchez será de aquí al final de la legislatura cautivo de las amistades peligrosas que lo han convertido en un presidente maniatado. En cuanto a Cataluña, se percibe más que nunca la debilidad del Gobierno y la firmeza del Estado, pero la onda que emite España es la de una nación que pide comprensión exterior frente al procés mientras negocia el presupuesto con sus cabecillas.

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