El acuerdo que llevará al cierre de las minas es una de esas victorias con sabor a derrota o si prefieren una de esas derrotas con victoria moral. La realidad es que las minas, tras más de 150 años de actividad, echarán el cierre. Lo demás queda apuntado en el apartado de "ya veremos". La UE se niega a flexibilizar la devolución de unas ayudas multimillonarias que ningún empresario reintegrará. Si Hunosa es capaz de mantener un pozo activo para abastecer la térmica de La Pereda, queda en el "a ver...". Si se invierten 1.250 millones para reactivación (atracción de empresas y recolocaciones de excedentes), recuperación de espacios mineros, formación, patrimonio industrial, dependerá de futuras negociaciones y del escepticismo de fracasos pasados. Que nadie se atribuya victorias ni culpe de derrotas. El regusto mezcla el dulzor de mantener los empleos y el amargor del cierre de la minería. Todos perdemos algo...
