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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Resurrección

La crisis del pequeño comercio y la necesidad de recuperar la actividad económica

"Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres", así comienza el poema "Insomnio" de Dámaso Alonso. Me brota de pronto no porque andemos en época de difuntos, sino porque recorro las calles de Xixón y veo, edificio tras edificio, bajo tras bajo, los carteles de "se vende", "se traspasa" o "se alquila". Son locales que algún día fueron comercios y que difícilmente volverán a serlo, y que, si lo fueren, tendrán en la mayoría de los casos una vida efímera.

(Por cierto, cuando veo reabrirse alguno de estos locales para un pequeño negocio unipersonal, de venta o de servicios, generalmente a cargo de un joven, no puedo dejar de sentir una pulsión de tristeza pensando cuántas ilusiones y dinero o deudas se van a enterrar en la mayoría de los casos).

Algunas calles son auténticos cementerios donde apenas cabe un cartel más anunciando un fracaso y/o una ruina familiar. Naturalmente, para quien tiene una mínima sensibilidad de lo colectivo, ello supone pena e inquietud.

La época de los pequeños comercios llenando nuestras calles ha pasado, por muchas razones. Las expectativas de ganancias o de vida de los comerciantes, el precio de los locales, los impuestos..., pero, sobre todo, por el cambio de hábitos de compra y consumo y por la proliferación de grandes centros comerciales.

Es necesario devolver la vida a nuestras calles, y para ello se requiere olvidar el antiguo modelo urbanístico que preveía bajos comerciales en cada edificio, sustituyendo esa previsión por la de viviendas. Del mismo modo, la normativa municipal debe permitir la reconversión de los bajos en viviendas, sin restricciones que no son más que prejuicios que derivan de una visión del pasado que la realidad ha enterrado.

Sólo así, al margen de ganancias ciertas en lo económico, escaparemos de la sensación de desolación de tantas calles nuestras. Pongamos los medios para su resurrección.

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