La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Especialistas al revés

Oviedo, ineficaz en casa, y Sporting, nulo en sus salidas, se han distinguido hasta ahora por lo que no consiguen más que por lo que logran

Oviedo y Sporting llegan al partido de hoy en horas bajas, por no decir muy bajas. De momento ninguno de los dos ejerce de aspirante al ascenso sino más bien a lo contrario. Y sus cartas de identidad, si con algo los presentan, es con la etiqueta de especialistas al revés, o en negativo. En lo que va de temporada se han distinguido más por lo que no consiguen que por lo que logran. El anfitrión, Oviedo, sólo ha ganado dos de los seis partidos que ha disputado en casa. Y el visitante, Sporting, todavía no sabe lo que es ganar lejos de El Molinón. Por otra parte, los sufridos seguidores de ambos coinciden en criticar no sólo sus resultados sino cómo llegan a ellos. Y responsabilizan a los entrenadores, los dos cuestionados: más Baraja que Anquela. Con tales antecedentes el partido del Carlos Tartiere debería poco menos que ahuyentar a los potenciales espectadores. Y, sin embargo, es un partidazo, a fuer de clásico, como se dice ahora. Nada garantiza que vaya a ser brillante. Incluso en sus momentos de mayor esplendor los dos grandes clubs asturianos han sido capaces, al enfrentarse, de parir tremendos bodrios futbolísticos. Pero eso no les ha restado interés ni emoción a esos partidos diferentes, en los que importa más el resultado que el juego y que se disputan tanto en el césped como en la grada y aún fuera de ella, porque en realidad se juegan en toda Asturias, la interior y la exterior. En los tiempos actuales son las aficiones las que se encargan de insuflar a los equipos el compromiso que no les salga de dentro de forma natural por la lamentable escasez de jugadores de la tierra en sus alineaciones.

Dos plantillas renovadas. Tanto Oviedo como Sporting renovaron profundamente sus plantillas este verano. Pero, por el momento, los cambios no han dado el fruto esperado. En las últimas alineaciones del Oviedo hay, al menos, una presencia significativa de los nuevos, mientras que en la del Sporting los fichajes más relevantes, por caros, están dando paso a sus teóricos suplentes o los ascendidos del filial. Pero uno y otro equipo buscan todavía la alineación ideal cuando se está a punto de alcanzar el primer tercio de la Liga. Y la clasificación de ambos, separados sólo por un punto y más cerca de los puestos de descenso que los del play-off, y no digamos de la cabeza, se encarga de dejar bien claro hasta qué punto la renovación ha sido, al menos por ahora, un fracaso.

El Oviedo, inseguro

Parado o en contra. Con alguna excepción clamorosa, como la del último partido, el Oviedo se ha venido distinguiendo por su incapacidad para asegurar la victoria en partidos en los que había conseguido lo que teóricamente es más difícil, como ponerse por delante en el marcador. Pero está fallando de forma rotunda en un aspecto que fue uno de sus principales activos durante la temporada pasada: el juego a balón parado. La caudalosa fuente de goles en la portería contraria que en la temporada pasada eran los saques de falta y los lanzamientos de corner se ha quedado seca y, en llamativo contraste, ese tipo de jugadas se ha convertido en la principal fuente de peligros para la propia. El Oviedo no está defendiendo bien. No en vano es uno de los equipos más goleados de la categoría. Anquela ha hecho muchos cambios en el aspecto defensivo ya sea de sistema o de hombres, pero, como suele decirse, no acaba de dar con la tecla. Sorprendió el cambio en la portería, con la relegación de Alfonso para dar entrada a Champagne, de mayor envergadura pero menor rapidez de respuesta. Las dudas del entrenador se manifestaron también en la elección de los centrales, complicada por las lesiones de Carlos Hernández y Alanís. Pero ni siquiera Christian Fernández logró mantener la condición de inamovible. El casi infalible Forlín de la pasada temporada no termina de salir del bache. Curiosamente, el joven Javi Hernández ha sido el que ha aportado más regularidad cuando se le ha requerido. En cuanto a las bandas, Anquela ha buscado mayor proyección ofensiva en los carrileros y así ha relegado a Diegui Johannesson en beneficio de Yoel Bárcenas. El panameño es hábil e imaginativo e incluso busca directamente el gol. En contrapartida, demuestra menos mentalidad defensiva que Diegui. En cuanto a Mossa, el héroe oviedista del Oviedo-Sporting de la temporada pasada, su pérdida de regularidad puede estar asociada a la falta de confianza del entrenador, que le lleva a entrar y salir del once titular.

Mejor Berjón más Tejera. Ramón Folch se mantiene como una garantía de regularidad en el centro del campo. Es el típico jugador invisible cuya ausencia más sentirían sus compañeros. A su lado se ha asentado Tejera, una de las novedades de la temporada. Zurdo, hábil y con carácter se ha convertido en una referencia para el equipo, lo que, en teoría, ha descargado de responsabilidad a Saúl Berjón, sobre quien recaía casi todo el peso de aportar inventiva al juego de ataque azul. Pero ese posible trasvase de liderazgo no deja de plantear incógnitas. Por mencionar una muy sugestiva, si la supuesta baja forma de Berjón, que se traduce en su menor aportación, particularmente en asistencias, es tal o se debe más bien a que sus compañeros le buscan menos porque encuentran otros refugios o referencias. Dicho con otras palabras: una de las urgencias del Oviedo es encontrar el mejor equilibrio entre las aportaciones de Tejera y Berjón. También lo es recuperar a jugadores valiosos, por desequilibrantes, como Aarón Ñíguez, que ha aparecido poco hasta el momento, o Boateng, que ha dejado buenas sensaciones cuando se le ha requerido, sin olvidar a Javi Muñoz, que tan buena impresión causó en los primeros partidos de la temporada.

Nuevos delanteros. Otra de las posibilidades de mejora del Oviedo se sitúa en la consolidación de los nuevos delanteros. Joselu aporta movilidad e intención. E Ibrahima ha sido la novedad esperanzadora de las últimas jornadas. Tiene un gran físico y fuerza y habilidad para el desborde. Le falta que le acompañe la puntería, una cualidad bien visible en Toché, quien, por mor de su edad, parece destinado a las emergencias.

Que gane Asturias. En una jornada sin fútbol de Primera División, el Oviedo-Sporting se convierte en un atractivo a escala nacional, como no dejará de subrayar la televisión. Sería deseable que el juego de los equipos estuviera a la altura de las circunstancias. Y, sobre todo, que el comportamiento de las aficiones sea ejemplar. De esa forma, sea cual sea el resultado, la ganadora será Asturias. Se puede apostar por ello.

EL SPORTING, ATASCADO

Ante todo, portería a cero. En el año que lleva al frente del equipo si algo ha puesto de manifiesto Baraja es su preocupación por la eficacia defensiva. Su primer objetivo es que el Sporting mantenga su portería a cero. No es sólo que lo diga sino que se ve en el campo. Y los datos lo corroboran. El Sporting es el sexto equipo menos goleado de la Liga. Contribuyen a ello los especialistas, comenzando por el portero, Mariño, uno de los mejores de la categoría, por reflejos, agilidad y hasta juego con los pies. En cuanto a los defensas, el rescate de Babin ha sido un acierto indiscutible. El de Martinica ha regresado al club en una mejor versión que la que había ofrecido en su etapa anterior. La clave está, al parecer, en su pérdida de peso. Lo cierto es que gana limpiamente todos los balones en el juego aéreo, se muestra eficaz en el corte por bajo y no se complica con el balón en los pies. El otro central, Álex Pérez, con su certero sentido posicional y su precisión en la disputa del balón, es un buen complemento. Los laterales ofrecen versiones distintas. Molinero es un defensor sobrio, que aporta poco en los desdoblamientos ofensivos, todo lo contrario que Canella, que estaba haciendo una excelente temporada antes de su lesión, ya que, aparte de defender, es uno de los pocos jugadores que aportan salida al equipo.

La fluidez ausente. La falta de fluidez en su juego es uno de los grandes déficits del Sporting actual, al que su entrenador ha tratado de buscar solución al margen de fichajes como el ordenado Cofie o el tan brillante como intermitente André Sousa, que llegaron supuestamente para dar en el centro del campo el equilibrio que le proporcionaba el añorado Sergio. Cristian Salvador, con un buen físico y atrevimiento para arriesgar en el regate y en el pase, y Hernán Santana, que luce con el balón en los pies pero no tanto al disputarlo y que tiende a eclipsarse, tratan de consolidarse como alternativa, al igual que Nacho Méndez, que es seguramente quien apunta mayor visión del juego y más intención en el pase, algo que le vendría bien al Sporting, en el que son evidentes sus dificultades para combinar y generar espacios para el ataque.

De goleador, Carmona. Más evidente todavía es su ineficacia ofensiva. En el juego de ataque es donde se han acumulado las mayores decepciones del Sporting actual. Álvaro Jiménez se apagó tras un prometedor fulgor inicial. Lod, supuesto mediapunta con proyección ofensiva, intercala esporádicos fogonazos de clase con largos periodos de ausencia. Djurdjevic es por ahora la gran decepción de la temporada, no sólo porque ha sido incapaz de anotar un solo gol -podría tener uno si no se le hubiera anulado indebidamente el árbitro- sino, y sobre todo, por su escasísima contribución al juego, pues apenas consigue dejarse ver. El fracaso de las consideradas primeras opciones ha acabado por ofrecer oportunidad a las alternativas. Como tales se ha consolidado Pablo Pérez, por su trabajo y coraje, no exento de complementos muy aprovechables como su poderosa zancada, y apunta a hacerlo Neftali, corpulento como un armario de tres cuerpos pero no exento de movilidad, que podría ser devastador si lograse mejorar su técnica. La mirada al filial ha descubierto a Cerro, atrevido y con buen disparo, y a Traver, en tanto que Pelayo Morilla, la gran promesa rojiblanca, espera su oportunidad. Mientras estas opciones se consolidan, quien se confirma como valor seguro es Carmona, no tanto por su contribución a la creación de juego como por su capacidad resolutiva, la de un jugador que se atreve a lanzar los penalties y se decide a entrar al remate con los ojos abiertos, lo que, por el momento, le ha convertido en máximo goleador sportinguista.

Compartir el artículo

stats