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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

A rey muerto, rey impuesto

A José Alberto le toca enderezar el rumbo del Sporting y sacar partido a los fichajes de Torrecilla

Al Sporting se le acabó seguir barajando. Y para mofa, bufa, befa y escarnio tuvo que ser en Oviedo. La fórmula de Miguel Torrecilla de no tocar nada hasta la jornada catorce se cumplió, pero totalmente al revés. El director deportivo rojiblanco, que visto lo visto manda más que el que manda, sostiene que nada de cambiar de entrenador antes de los primeros catorce partidos. Que cuando trasladó su teoría a la práctica, la cosa le fue muy bien, por ejemplo, con Luis Enrique en el Celta.

Pero en el Sporting no le está funcionando. En menos de un año, el fichador, que dice un ex del club al que le han obligado a aficionarse a pasear al perrín y a gastar más cubiertas de la bicicleta de lo que estaba presupuestado para no sufrir con el equipo de sus desvelos, ha tenido que finiquitar a dos entrenadores. Ya van cuatro en menos de dos años, aunque no todos fueron apuntillados por Torrecilla. La picadora de carne de Mareo es insaciable y ser entrenador del Sporting acabará siendo declarada profesión de alto riesgo.

José Alberto, a pesar de Torrecilla. Al tercer técnico de la era Torrecilla, José Alberto, prácticamente se lo han metido con fórceps al director deportivo. A rey muerto, rey impuesto. Larga vida a JA. Eso sí, Tordesillas (Ferrero, dixit) ha sabido exprimir la agonía de Baraja hasta llegar a la jornada catorce mejor que el Marqués de Villaverde con el cuerpo insepulto del dictador. Tanto, que el Pipo tiene todo el derecho a presentar sus credenciales para ser canonizado santo por Roma.

Y eso que es complicado encontrar en la trayectoria de Baraja en el Sporting milagros que le hagan entrar por la puerta grande en el santoral rojiblanco. Para él no habrá estatua ni alameda. Pero fue un sufridor, y bastante. Porque no hay dinero, por mucho que su finiquito sea demasiado oneroso (que no lo parece) en comparación con los servicios prestados, para soportar que los tuyos directamente pasen en un cuarto de hora del ¡vete ya!, a dar el nombre del siguiente alineador. Encima haciéndolo en el anfiteatro del eterno rival tras un sonrojante partido, especialmente en la primera parte, que no pudo salvar ni Carmona.

El martirio del Pipo. Baraja cerró su ciclo en el Sporting asaeteado como San Sebastián por los suyos, convertido en mártir por fuerza del sufrimiento en carne propia, y por su obediencia debida al Reichsmarschall de la casina de cristal. Tanto que, como mucho, sólo torció un poco el focico cuando dos pilares del proyecto como Sergio y Barba pidieron la cuenta. En esto poca culpa tienen unos y otros: es ley del fútbol, tanto como las tablas de Moisés para el cristianismo, que los futbolistas juegan donde quieren, haya o no contrato que cumplir. El Pipo mantuvo el tipo mientras pasaban los días, empezaba la temporada y nada se sabía de los delanteros. Los que llegaron, de momento, han hecho poco más que rellenar las alineaciones, y, en el caso de Blackman, dar trabajo, mucho trabajo, a los servicios médicos.

Baraja, un futuro con brillo. El Pipo no debería tardar mucho en curar las heridas que le ha dejado su paso por Gijón. Por primera vez cogía un equipo desde el arranque de la temporada. El cuento acabó mal, pero pensar donde están ahora algunos de los cuatro entrenadores fulminados en menos de dos años - Abelardo y Rubi, de moda en Primera- le ayudará a pasar el mal trago. Algo que debería hacer reflexionar a los que mandan. El problema es mucho más profundo que de banquillo, es cuestión de modelo. Y esto no es culpa de Baraja.

Fichajes de grada y banquillo. Amortizado Baraja, ahora el último parapeto de la planta noble es Torrecilla. Cumplido en Oviedo el primer tercio de Liga, y con el entrenador jugándose el puesto, es llamativo que la presencia de los elegidos este verano por el director deportivo de "Champions" -dicho por el consejo- para luchar por el ascenso se haya ido diluyendo con el paso de las jornadas. En el Tartiere, de los nuevos sólo saltaron al campo de inicio un lateral derecho (Molinero) y un delantero (Neftali) que no salió de la hoja Excel de los contactos del salmantino. El resto, chupando banquillo o dándole a las pipas en la grada. Es para hacérselo mirar.

Torrecilla, expediente X. Si en Mareo hay un secreto bien guardado -y mire usted que los hay- es el de cuántos años de contrato tiene el director deportivo. En el consejo no dan señales de vida cuando se pregunta por la cuestión. Si hubiera que guiarse por lo que han venido diciendo los personajes de esta historia, la cosa podría ir para largo. Un dato: a finales de septiembre de 2017 Torrecilla afirmaba que le gustaría encabezar un proyecto a largo plazo y que su objetivo era estar en el Sporting diez años. Con los guarismos que lleva, y haciendo una progresión a vuelapluma, el charro se jubilaría en el Sporting tras fichar a más de 20 entrenadores y 120 futbolistas en una década. Faltaría por conocer el número de ascensos y títulos que se conseguirían.

Mareo, cuartel de bomberos. Las praderías de Leorio dan de todo. También entrenadores. A José Alberto le toca demostrar ahora que lo conseguido en estos años no es casualidad. Por delante tiene un reto tan complicado como apasionante. Para empezar, el Granada a domicilio. Lo peor es que este Sporting sólo se acuerda de Mareo cuando las urgencias toman dimensiones catastróficas. Es entonces cuando los de la casa se convierten en bomberos. La propiedad debería darse cuenta que igual un día, de tanto jugar con fuego, las llamas acaban fuera de control y los rescatadores no llegan a tiempo.

Los nervios de JF. En un derbi marcado por el buen ambiente entre los aficionados, Javier Fernández se vio envuelto en un altercado con un seguidor rojiblanco en el Tartiere. No hace falta ser George Lucas para imaginarse lo que pudo encender los ánimos del presidente. Sorprende que alguien tan tranquilo y mesurado a la hora de mostrar sus emociones, se lanzara a un tenso cara a cara. Son las malas pasadas que provoca la tensión por la situación deportiva y por ver cómo otro, y otro, y otro proyecto deportivo se va por el sumidero desde que el club es una sociedad anónima. Y porque el Sporting lleva desde hace tiempo empeñado en ser el mejor cliente de una de las leyes de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá".

¿La misma vara de medir? Uno de los interrogantes que se abre ahora es comprobar si Torrecilla seguirá su libro de estilo con José Alberto, que nunca estuvo en sus planes, y cumplirá con él su teoría de las catorce jornadas. Sería curioso que se saltara sus propias convicciones. También sería cuando menos llamativo que José Alberto -negado una y otra vez por Torrecilla- lograra sacar rendimiento a los fichajes del salmantino y lavara la cara del proyecto del director deportivo basado en traer y traer, y en no creer en lo de casa salvo por obligación u imposición. Pero ante todo mucha calma, que el mercado invernal ya está ahí.

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