Vecinos y ecologistas de la capital se oponen a la existencia de canteras en el concejo y pretenden el cierre de las que hay alegando que son industrias muy contaminantes y peligrosas para la salud. En la misma dirección se mueve el propio Ayuntamiento, pretendiendo modificar el PGO en el entorno de Las Caldas para impedir una planta de hormigón y otra de asfaltado en la cantera de Priorio.
Vecinos y Ayuntamiento ovetenses no son los únicos que discurren en ese clima anti industria. Es hoy en día general el rechazo a convivir con factorías, canteras, tanatorios, establos (como aquí señalábamos la semana anterior)? Cualquier tipo de ocupación que pueda significar ruido o contaminación, real o no, y por más que cualquiera de esas instalaciones goce de todas las seguridades y permisos que exige la legislación.
No es sólo que el espíritu de Síbaris se haya instalado entre nosotros, es que una parte importante de la población ignora o quiere ignorar dónde se origina la riqueza que sustenta sus pensiones, su paro, su beneficencia o sus estudios. Es como si el dinero procediese del cielo, o, como decía el monólogo, del Gobierno. Y si acaso se requiere un poco de realismo, se argumenta que ahí están esos dos Eldorados nunca alcanzados: la banca y las grandes fortunas.
Esa enemiga contra la industria instalada, ese rechazo contra la que quiere constituirse no es, por otro lado, incompatible con que quienes lo practican recorran las calles exigiendo empleo o reindustrialización. Y, por supuesto, más gasto social.
Y, a propósito de industrias. Magdalena Valerio, la Ministra de Trabajo y Seguridad Social ha proclamado en Santiago de Compostela que no se va a nacionalizar Alcoa porque "no vivimos en un régimen comunista". Para ser más precisa, y por recurrir a la memoria histórica, de la que tan devoto es el Gobierno pedrista, debería haber completado: "Ni franquista ni primorriverista".
