La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

230424LNE ANGEL GONZALEZ 173522080

Espectro muy tenaz

Durante el franquismo Franco lo era todo, se había metido en el cuerpo de los españoles, como un íncubo, tras una inoculación quirúrgica de miedo en grandes dosis. Con los años, y las décadas, el cuerpo llegaría a hacerse al huésped que ocupaba todo el organismo, y procuraba montarse acomodos para sobrellevarlo. Para unos era Dios, para otros el demonio, pero ahí estaba, y había llegado a ganarse una cierta inmunidad de hecho, aunque fuera por resignación, pues ni sus peores enemigos -los comunistas- se hacían de veras a la idea de llegar a sacarlo de El Pardo. Y, en efecto, no hubo modo, Franco se fue sin que lo echáramos, dejando una cuenta pendiente; pero no voy por ahí. Cuando los médicos y la familia, tal día como hoy, dejaron de encarnizarse con sus restos vitales, todos intuimos en el fondo dos cosas: que empezaba un tiempo nuevo, pero que habría fantasma para rato.

Compartir el artículo

stats