Pero ¿no se trataba de una cuestión cultural? ¿De defender la identidad asturiana? ¿De favorecer una cooficialidad "flexible y amable"? Mercedes Fernández alzó ayer la voz contra una práctica que hace flaco favor al asturiano: la de los "trolls" que aprovechan las redes sociales para insultar y amedrentar. Fue su peculiar #Metoo ante los que hostigan a quien piensa diferente. Los hay en ambos lados, hay que decirlo. La cooficialidad en internet es un asunto visceral, exaltado y nada sereno. Precisamente lo contrario de lo que necesita un asunto de tanto calado.
El futuro de la llingua será el que quieran los asturianos, que eligen legítimamente a sus representantes políticos según las ideas que defienden. Tratar de someter a un "escrache" virtual a cualquier político es hacérselo a parte de los asturianos, y esto vale para todos. Si el camino para convencer de la necesidad de mejorar el amparo jurídico del asturiano es el del insulto, mal vamos. ¿O pretendemos defender los presuntos derechos de unos faltando a los de los otros?
