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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Muele que te muele

Una vieja leyenda noruega relaciona la sal del mar con la avaricia del capitán de un barco que robó a un anciano un molinillo mágico que trituraba enormes moles de piedra hasta convertirlas en polvo. El marino pretendía hacerse rico transformando en granos de sal, para vender por sacos, los bloques salinos que había adquirido en un puerto de pescadores. Y muele que te muele, muele que te muele, quiso su codicia obtener tanta sal que el barco se hundió y el molinillo sigue en el fondo del océano, aumentando su salinidad.

Algo parecido ocurre en Gijón con el misterio de las recurrentes manchas de carbón en el arenal de San Lorenzo. Hace unas semanas, los expertos del Observatorio de la playa aseguraron que aunque los resultados no eran concluyentes, descartaban en alto porcentaje que el carbón proceda de las parvas de El Musel. Y cifraban como su procedencia más estimable el barco hundido frente a la costa hace más de tres décadas.

Un estudio del Instituto del Carbón enmienda esa teoría y certifica que los restos de mineral que de cuando en cuando tintan la arena de negro tienen sus origen en el movimiento de graneles del puerto. O sea, que no sabemos a qué atenernos, si tienen razón los tirios o la tienen los troyanos. El caso es que entre unos y otros le han colado un caballo de madera a la Alcaldesa en sede consistorial, y ya no acierta la doña a discernir de dónde sale el tinte.

Eterna ceremonia de la confusión la del carbón del barco fantasma o de los fantasmas que pretenden resucitar el barco. Hagan de una vez los estudios que haya menester y resuelvan de una vez por todas el enigma, que nos tienen en ascuas. En ascuas de cisco.

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