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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Un cartón y una idea

Se pueden remover conciencias con un cartón y una idea. Como ha conseguido Mar de Niebla en Gijón, haciendo visibles a tantos anónimos cuyo techo nocturno es la calle, en un lecho frío de paredes de papel, al abrigo de un zaguán o la antesala de una entidad bancaria (qué cruel ironía que a aquéllos a los que un banco desahució acaben tomando de prestado el cajero de un banco).

En el día de las personas sin hogar, el ejército solidario de Héctor Colunga nos recordó, a pie de calle, con un cartón y una idea, que el pasado año 255 personas pasaban la noche al raso en esta ciudad. De ellos, 194 eran hombres y 61 mujeres de todas las edades, sin bien son mayoría los que sobreviven a duras penas en una franja de edad de entre 46 y 65 años, personas a las que la crisis y sus tentáculos sicarios echaron a patadas del mercado de trabajo y seguramente, a su edad, ya no volverán a conseguir empleo. En juicio sumarísimo, su condena es la indigencia.

Ocho de cada diez de esos invisibles son españoles que, como mucho, sobrevivirán gracias al goteo de la beneficencia. No estamos hablando de inmigrantes, de refugiados, de parientes lejanos de países remotos o hermanos, que también. Esos ocho citados de aquí tienen nombre y apellidos, documento de identidad, un pasado sin presente y escaso futuro y los mismos derechos constitucionales que los demás ciudadanos, incluido el acceso a una vivienda digna. Son María y Luis, Noelia, José Carlos...

Lo que nos topamos con sorpresa ayer por distintas calles de Gijón fue su silueta, el traje a la medida de la pobreza. Para que acertemos a ponerle rostro a un trozo de cartón.

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