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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Reflexión presupuestaria

Como las pumaradas, los presupuestos de don Javier son veceros. El año próximo toca cosecha. Polinizadores, IU y Podemos.

Que existan presupuestos es en principio bueno: se movilizan recursos que de otra forma no se utilizarían o sufrirían dilaciones para utilizarse. Ahora bien, esa disposición de recursos puede ser buena o no muy buena, depende de adónde se dirijan los recursos. Cuando un presupuesto se califica de especialmente "social" es que los dineros se dirigen más al gasto que a la inversión, es decir, ayudan poco al empleo.

Por otra parte, el salario social, que no para de crecer, parece cada día aproximarse más al concepto de "renta mínima vital" que presentarse como una ayuda temporal mientras se consigue un trabajo. La orientación en esta dirección debería ser un requisito indispensable para cualquier ayuda. Ante todo, por una exigencia de tipo ético. Sobre todo, porque el dinero no cae del cielo: proviene de quienes producen riqueza y se recauda, los asalariados, las empresas, los consumidores. Los recursos presupuestarios son dinero que proviene de alguien y que se destina para determinados fines o para otras personas. Y es evidente que las percepciones de los empleos de salarios más bajos acaban prácticamente igualadas con las rentas que se perciben con las ayudas sociales.

Igualmente, hay que considerar que el crecimiento de recaudación a través de los aumentos impositivos sobre los agentes económicos acaba destruyendo empleo o impidiéndolo.

Algunas decisiones de la última vecería son claramente discutibles, así la rebaja en un 25% de las tasas universitarias, tanto para las rentas más bajas como para las más altas. Y cuando el Rector, don Santiago, al que tanto aprecio por muchas razones, manifiesta que con esas rebajas vendrán más alumnos de fuera se hace evidente lo opinable de la medida.

¿A costa del esfuerzo de los asturianos subvencionamos a quienes, como los nuestros, han de llevar afuera esa inversión?

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