La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bueno y el ideario de Vox

Sobre la nueva fuerza que irrumpió el domingo en las elecciones al Parlamento andaluz

Es inevitable opinar sobre el resultado de las elecciones andaluzas que trajeron como novedad el fin de la larga etapa de gobierno del PSOE (37 años) y la irrupción en el parlamento de un partido, Vox, al que una mayoría de analistas políticos catalogan como de extrema derecha. Los socialistas ganaron en votos pero el número de escaños conseguidos y la resultante distribución de la cámara les deja prácticamente sin margen para gestionar un gobierno de coalición con Adelante Andalucía (la marca electoral de Podemos en aquella comunidad) ya que entre las dos formaciones no alcanzan la mayoría absoluta. Y sumar a esa más que improbable coalición los votos de Ciudadanos parece una quimera. Así pues, el juego de las alianzas tendrá que pasar obligadamente con un pacto entre PP, Ciudadanos y Vox, que es en definitiva el que decide con sus 12 escaños.

El acuerdo no será fácil porque tanto el PP como Ciudadanos ya han avanzado que cada uno de ellos presentará su propio candidato a presidir el Gobierno andaluz, porque se estiman que el mandato de las urnas así lo exige. El PP justifica su aspiración en el hecho de que tiene 26 escaños frente a los 21 de Ciudadanos. Mientras que Ciudadanos basa la suya en el dato de que es el partido que mas ha crecido proporcionalmente en votos respecto de la cita electoral anterior. Un argumento falaz con el que se intenta transmitir la impresión de que son el partido del futuro y hay que rendirse a sus pretensiones.

El enredo y las maniobras de distracción durarán un tiempo pero al final el estimulante olor de la amplísima nómina de la administración andaluza hará de la necesidad virtud y se llegará a algún tipo de compromiso. Bien con entrada en un gobierno de coalición, bien mediante un apoyo parlamentario absolutamente inestable y absolutamente exigente. Y a todo esto falta por saber que hará Vox, que ya anunciado que negociará sobre su propio programa que, entre otras cosas, propugna la devolución al Estado de las competencias en sanidad, educación, seguridad y justicia como paso previo a la supresión de las comunidades autónomas; derogación de las leyes del aborto, de la violencia de género y de la memoria histórica; expulsión de los sin papeles; un muro infranqueable para Ceuta y Melilla; y otra serie de medidas de igual o parecida contundencia. Respecto de su máximo líder, Santiago Abascal, sabemos que desde muy joven ocupó cargos políticos en el PP y fue protegido de Esperanza Aguirre que veía en él grandes condiciones para la política. En cuanto a su ideario, que presumo de derechas, todavía sabíamos menos hasta que en una información publicada por LA NUEVA ESPAÑA se alude a la influencia en su pensamiento del filósofo riojano Gustavo Bueno. Según lo que se puede leer en el periódico, la relación entre el filósofo y el político data de noviembre de 2005 cuando ambos coincidieron en un acto organizado en la Puerta del Sol por el Foro de Ermua a favor de la unidad de España. Desde entonces se vieron varias veces y las opiniones de Bueno causaron una gran impresión en Abascal. Por cierto, que antes de todo eso, el señor Bueno fue un destacado pensador marxista. Cosas veredes.

Compartir el artículo

stats