Adrián Barbón, secretario general de la Federación Socialista Asturiana y candidato del PSOE a presidir el Principado o de lo que él vaya quedando, se descolgó ayer con unas declaraciones que aplaudirían Emilio León y el podemismo regional porque van a rebufo de las palabras que pronunció Pablo Iglesias la noche del recuento de las elecciones andaluzas: la FSA se ofrece como "fuerza de movilización y freno a la extrema derecha". Lo cual resulta muy edificante y educativo si se tiene en cuenta que Barbón propone "hacer pedagogía" en Asturias contra el avance inesperado de Vox, el único partido, con Ciudadanos, que mejoró sus resultados en los comicios andaluces, donde fracasaron la derecha, la izquierda y la extrema izquierda, con mayor daño para los socialistas, que lloran la pérdida de su principal reino de Taifas. Prefieren criticar a hacer autocrítica y así les va.
Resulta loable que el joven líder de los socialistas asturianos pretenda poner freno a lo que se les viene encima por los extremos, demonizando a la extrema diestra y cayendo en los brazos de la extrema siniestra; pero haría bien, además, en esmerarse, en cuanto que cabeza visible en Asturias del partido que gobierna esta autonomía y la nación, en frenar menos y acelerar más. Empujar para que avancen determinados asuntos de mayor preocupación entre la ciudadanía asturiana que poner diques e implantar cordones sanitarios. Por ejemplo, desatascar el AVE para evitar mantener a Asturias semiincomunicada en un puente festivo, con el paso ferroviario de Pajares cerrado; o abrir nuevas rutas aéreas para mitigar el efecto de la cancelación de vuelos, como el de la pasada madrugada a Marrakech. A nadie extrañe que Tráfico contabilice 96.000 desplazamientos en vehículos en Asturias durante estas fechas festivas: o te mueves en coche o en el tren de San Fernando, un rato a pie y otro caminando.
