La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Todo incluido en el fracaso

Salomé: "Déjame que piense. La última vez que reí con ganas gracias a mi desganado marido fue... hace dos veranos. Habíamos decidido pasar quince días en un hotel de Mallorca todo incluido en un intento de salvar nuestro matrimonio del distanciamiento al que nos habíamos acostumbrado hasta aceptarlo como natural. Nos impusimos a regañadientes dejar los móviles en la habitación sin consultarlos hasta la noche, imponernos una ración de sexo diaria y obligarnos a respetar los gustos del otro.

Menudos ilusos.

Así, yo debía ir a la playa sin rechistar aunque odio la arena y pringarme con la crema solar, y él aceptó salir por las noches a bailar, aunque detesta hacerlo y tiene el sentido del ritmo de un alcornoque, dicho sea sin segundas. O tal vez sí. Aquellos buenos propósitos duraron pocos días y a ninguno de los dos le sorprendió el desenlace. Al final de la primera semana nuestros móviles volvían a ser nuestras mascotas más fieles, el sexo pasó a mejor vida, yo me quedé en la piscina leyendo a Le Carré y él se iba a la playa a ponerse rojo como un cangrejo, dicho sea con segundas. O tal vez no. Pero un día... un día ocurrió algo que lo cambió todo. Mientras yo comía una ensalada mixta en el abarrotado comedor, mi marido fue a llenar su plato por tercera vez con una combinación delirante de proteínas, lácteos, hidratos y cerveza. Y, de pronto, un niño malcriado se cruzó en su camino a grito pelado, reculó para no arrollarlo y el plato y el vaso le atacaron. Y quedó bañado en macarrones con tomate, carne guisada y lasaña de verduras. Más un chorrito de cerveza. Solté tal carcajada que algunos comensales me miraron como si estuviera loca. Mi marido no me dirigió la palabra el resto de las vacaciones. Pero aún seguimos juntos y aceptamos el fracaso como un alivio".

Compartir el artículo

stats