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Clave de sol

Nuevas soledades de muchos en compañía

Otro motivo de crispación social

Muchos de nosotros, la gente mayor de ahora mismo, hemos tenido la oportunidad de asistir a logros increíbles de la ciencia y de la tecnología durante el siglo XX: la medicina, el espacio, las comunicaciones al instante y con el mundo entero.

Aquellos logros, todo hay que decirlo, han sido frutos del ingenio humano, espoleado sobre todo por las dos grandes guerras mundiales que, como algún autor dejó dicho, no sin cinismo, así como constituyeron un desastre para los individuos (millones de muertos) fueron a la vez "una bendición para los pueblos" (!).

Sea como sea y con las reservas que se quiera, el mundo que entendemos como civilizado ha accedido al más alto nivel de vida conocido en la historia. Y es precisamente ahora cuando, matices aparte, la convivencia en las distancias cortas parece hacerse más difícil entre los grupos humanos, empezando por la familia, que ya no suele suponer una relación permanente, sino en muchos casos provisional y cambiante.

Creo que ya me he referido en otro comentario a la curiosa experiencia del diplomático español Chencho Arias en Los Ángeles, que cuenta él mismo con gracia: en una reunión social, los contertulios se escandalizaron al saber que Chencho llevaba cuarenta años felizmente casado con la misma mujer. Por ello, en otras ocasiones sucesivas fue rebajando años al matrimonio (treinta, quince, diez?) hasta que a los contertulios les pareció algo normal.

Da la impresión de que la sociedad occidental se ha hecho más individualista, con crecientes problemas de soledades por abandono o ancianidad. Estamos ahora quizá demasiado juntos, pero mucho más separados. Rodeados de gente, pero en riesgo de quedar demasiado solos. Sumidos en la indiferencia de la multitud. No sé si me explico.

Estamos en una sociedad más urbana, con masivos abandonos del campo y de la aldea. Y acaso sea esta masiva proximidad ajena la paradójica causa de una creciente crispación social como la que vivimos en España. Saturados de mensajes contradictorios, de noticias, rumores y verdades a medias, propiciados además por las nuevas tecnologías.

Es decir, que los últimos conflictos políticos, algunos de los cuales parecen absurdos, responderán a fundadas convicciones pero también incentivadas por estados de ánimo colectivos y desde luego contagiosos, propiciados a la vez por unas babelizantes proximidades humanas.

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